Número bilingüe : A cien años de la publicación de "El yo y el ello", nuevas lecturas
Noviembre 2023 - ISSN 2796-9576
Ensayos psicoanalíticos

El Yo Real Primitivo y el Heteros Inconsciente Primario en el contexto de Lo Infantil

Mirta Goldstein
Mirta Goldstein

1. Introducción

Pocas veces nos referimos al Yo Real Primitivo, concepto freudiano que parece olvidado. Este concepto cuya función primigenia es la de un rudimento de contención de la descarga total del psiquismo, me insta a teorizar sobre lo que denomino: heteros inconsciente primario de goces multiformes y difusos.

Estos goces de los primeros meses de vida no tienen diferenciación, ni representación y se expanden por la superficie corporal, las mucosas y los órganos previo a la diferenciación en zonas erógenas.

Este heteros de goces es poliobjetal, polisexual en tanto la superficie corporal y las mucosas aun resultan indiferenciadas y carentes de subjetivación; las zonas erógenas aún no se distinguen. Esta anticipación respecto de lo pulsional propiamente dicho es más que anobjetal o sin objeto específico pues es multiforme, luego poliobjetal, o sea, el objeto viene del afuera y no tiene aún fijación ni referencia a una pulsión en particular. Estos goces se difuminan sin localización subjetivada.

Según sabemos la pulsión pasa del autoerotismo, al narcisismo y a la investidura objetal, y el Yo pasa por tres tiempos lógicos: yo real primitivo, yo placer purificado, yo real definitivo.

La inclusión de una temporalidad que distinga entre primitivo y primario permite entender por un lado la constitución del Yo, de qué trata la sexualidad sin los ordenamientos secundarios pos-edípicos, y cómo se constituye el Yo y el objeto.

Por otra parte, esta lógica temporal diferencia entre principio de constancia, de placer y de realidad y entre identificaciones primarias y secundarias.

En El yo y el ello Freud dice que el Yo es ante todo corporal, derivado de sensaciones corporales, principalmente de las que se originan en la superficie del cuerpo. O sea, intento resactar estas ideas freudianas a través del heteros inconsciente primario difuminado, poliobjetal y multiforme como un estadio prepulsional o incluso acorde con un Ello primario.

Freud trabaja estas tres formaciones yoicas desde la concepción de un psiquismo que se va complejizando en una orientación progresiva que puede detenerse u obstaculizarse y a los cuales no hay que ver solo desde el punto de vista genetista, sino lógico y estructurante.

¿Cuándo Freud se refiere al Yo de Realidad Primitivo, previo a la distinción adentro-afuera y al Estadio del Espejo, que realidad aborda de lo infantil?

 2. Lo Primario en lo Infantil

 ¿Cuál es el estatuto de lo primitivo, lo primario y lo secundario en la constitución del psiquismo? La primera aproximación es que lo infantil incluye esta temporalidad del psiquismo sin estos tiempos se agoten allí, sino que se prolongan durante la vida psicosexual, es más la vida psíquica está compuesta del entramado entre lo primario de las experiencias de satisfacción y dolor, de la represión, identificación y narcisismo primarios, con lo secundario de la represión, los diques pulsionales, la identificación, la división entre Yo, Ello y Superyó y el segundo tiempo de la sexualidad y su acceso a la genitalidad.

En muchos autores aparece una confusión entre lo primitivo y lo primario, por ejemplo, Jacques Lacan, en el seminario Libro X: La angustia escribió:

“…hay momentos de aparición del objeto que nos arrojan a una dimensión muy distinta, que se da en la experiencia y que merece ser aislada como primitiva…” (p. 71).

Desglosando este párrafo nos encontramos con algunos dilemas; en primer lugar, la aparición del objeto que se da en una experiencia es lógicamente anterior a la experiencia de la aparición del objeto, y agregaría subjetivada, es decir, lo que se aísla como primitiva es la experiencia aun sin vivencia. La experiencia de satisfacción en la cual el objeto se sitúa como satisfaciente, y la experiencia de dolor en la cual el objeto se presenta como displacentero y a veces traumático se asienta en experiencias perceptuales, signos, que como dice Freud no poseen ni representación ni huella mnémica.

Esta cita me condujo a preguntarme respecto de lo primario en los territorios de lo infantil.

Para Freud, en Introducción del narcisismo (1914), habría un estado anobjetal (sin objeto) primario y anterior al objeto interno y externo. En este narcisismo primario la libido recae sobre el incipiente Yo como objeto, sin diferenciación con el mundo externo. Solo la propuesta de un narcisismo secundario incluye al objeto como investido libidinalmente como exterior, que permite un movimiento de retorno a la investidura del Yo a la vez que lo constituye como Yo de Placer.

La aparición del objeto y su correlativa experiencia de aparición del objeto, remiten a la constitución de ese fondo de ausencia o pérdida del objeto La Cosa, que se termina de inscribir con la diferencia entre el acceso al lenguaje y la palabra nominante.

Otra cuestión importante a dilucidar en lo primario es que hay una correlación entre la aparición del objeto primordial y el propio cuerpo como aparición de un objeto de goce. El primer objeto es el Yo corporal, es decir, la experiencia primaria de encuentro con goces aun difusos sobre la superficie pulsional y los órganos.

Lo que deseo destacar es esta intrincada relación entre lo Real, como experiencia pre-simbólica, y lo Simbólico como mediación de lo Real.

La teoría psicoanalítica distingue entre lo primario y lo secundario desde varias perspectivas diferentes. Algunas de estas perspectivas acentúan los tiempos cronológicos evolutivos, y otros tiempos lógicos en la constitución de un sujeto.

Para Laplanche (2017):

en los primeros tiempos de la represión originaria el Yo no existe, es simplemente el cuerpo, y las primeras inscripciones del significante enigmático hay que concebirlas de un modo difícil de pensar, como inscripciones sobre el cuerpo, de pensar en lugares que llegarán eventualmente a ser zonas erógenas. Es solamente en un segundo tiempo, en el momento correlativo a la formación del Yo, que éste se vuelve el representante de los intereses del cuerpo, es en este momento cuando se opera el primer intento de traducción, y el primer intento de dominio de esos significantes enigmáticos implantados en el cuerpo. Este intento de traducción, este intento de dominio, tiene como resultado, evidentemente, una primera teorización, un primer dominio en el sentido del Yo, pero al mismo tiempo es la creación de un saldo, de un resto que es el primer nudo del inconsciente, lo que denomino los "objetos-fuente"…Esto sería el primer tiempo con una implantación en el Yo cuerpo -ya que el yo no existe- de los significantes enigmáticos y luego, en un segundo tiempo, la creación del objeto fuente.”

 Entiendo que para Laplanche hay una temporalidad anterior a las zonas erógenas, que corresponde a la implantación en el cuerpo de los significantes enigmáticos y de los signos de percepción. Entiendo que este estadio es importante de tener en cuenta por varios motivos que van desde los fenómenos orgánicos, hasta lo que denomino trans-formaciones.

Dar cuenta de la constitución del psiquismo y del advenimiento del sujeto, requiere del análisis de la diferencia entre primario y secundario en lo infantil y de la articulación entre primer tiempo y segundo tiempo de la asunción del sexo como sexualidad subjetivada.

En síntesis, lo primario requiere de “cuerpo” y cuerpo es satisfacción e insatisfacción, placer y displacer, carga y descarga; cuerpo es superficie y mucosas en las cuales primariamente las pulsiones se desplazan anárquicamente hasta que se deslindan las zonas erógenas; cuerpo es objeto del narcisismo; cuerpo es el territorio de las pulsiones que en Freud se definen por sus elementos constitutivos: fuerza o empuje que tiende al reencuentro de una satisfacción plena imposible, meta o cancelación del estado de estimulación endógena que acarrea satisfacción, objeto o aquello por lo cual se alcanza la meta y fuente somática representada por la pulsión. Cuerpo es erogeneidad deudora del significante y la imagen unificada.

3. El heteros inconsciente primario y sus incidencias

Llamo heteros inconsciente primario a la diseminación de goces que se desplazan por la superficie corporal antes de la fijación de las zonas erógenas tal como las ha descripto Freud.

Estamos habituados a suponer que la diferencia sexual se inscribe de forma opositiva, y no es tanto así.  La oposición homosexualidad – heterosexualidad, masculino – femenino, ya son síntomas porque devienen del atravesamiento de la castración en tránsito desde lo primario a lo secundario del Edipo.

Cualquier salida sexual y de género, condensa los goces que operan como satisfacciones pulsionales y las fantasías e identificaciones dominantes en el sujeto; entonces cada una de las salidas de la sexuación humana es síntoma o metáfora de una construcción inconsciente que tiene una vertiente simbólica en relación a la castración, otra imaginaria en relación a la identidad de género y la imagen corporal, y otra de acto en relación al ejercicio de la sexualidad (pulsión, deseo y goce) y del amor como lazo que une y vincula con los objetos.

Mi hipótesis es que lo primigenio es ese sustrato de lo múltiple e indefinido primario, que transita con la experiencia del objeto hacia lo binario de la primera diferencia significante, Fort-Da. Esta diferencia no se inscribe entre dos términos antagónicos, a saber: esto o aquello, sino que opera una distinción, un corte con el significante enigmático o los signos de percepción que actúan según la concepción freudiana del Ello, reservorio pulsional.

Todos los seres sexuados estamos bajo los efectos del “heteros inconsciente” polisexual, poliobjetal y poliamoroso inscripto en el cuerpo autoeróticamente antes de la diferencia binaria.

Denomino poliobjetal a la constitución primaria del psiquismo que perdura en el inconsciente reprimido dejando un resto sin transcripción, éxtimo, Real (Lacan, Laplanche) que adquiere visibilidad principalmente en las constelaciones sexuales Queer.

La sexuación no se inscribe sin padecimiento psíquico sobre todo al tener que elaborar los componentes polisexuales, poliamorosos y poliobjetales de la trama causal de las identificaciones primarias y secundarias. Luego hay duelos primarios.

Arminda Aberastury expresó en el libro La adolescencia normal, escrito conjuntamente con Mauricio Knobel:

“Entrar en el mundo de los adultos -deseado y temido- significa para el adolescente la pérdida definitiva de su condición de niño. Es momento crucial en la vida del hombre y constituye la etapa decisiva de un proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento. Los cambios psicológicos que se producen en este periodo y que son el correlato de cambios corporales, llevan a una nueva relación con los padres y con el mundo. Ello sólo es posible si se elabora lenta y dolorosamente el duelo por el cuerpo del niño, por la identidad infantil y por la relación con los padres de la infancia.” (p. 5)

Arminda Aberastury expresa claramente la nueva relación del adolescente con el cuerpo: desprendimiento y duelo por el cuerpo de la sexualidad infantil, y angustia ante la convicción consciente de una decisión inconsciente cual es la elección de la sexuación o asunción imaginaria y simbólica de lo Real del deseo sexual.

Aun siendo este párrafo muy esclarecedor, “niño” no da cuenta de la temporalidad por la cual transita ese niño; esta temporalidad esta tejida de lo primario y de lo secundario. Niñez, infancia, son nombres genéricos, nombres de la demografía pero que poco dicen de la temporalidad lógica de lo infantil.

Paradojalmente, muchas luchas por la identidad de género o por ser esto en lugar de aquello, tienen como referente preconsciente a la heteronorma. A cambio, propongo la concepción de un heteros como multiplicidad sexual que secundariamente deviene en singularidad sexuada. O sea, el Edipo es un primer organizador de la identidad de género, pero no el único ni tampoco el definitivo.

No pocos académicos parten de considerar a la sexualidad trans a partir de un binarismo -como no soy esto, soy aquello otro- que en muchos casos es ideológico. Lo mismo ocurre con lo homosexual que para ser reconocido debe definirse por oposición a lo heterosexual.

La concepción heterosexual tradicional, promueve el binarismo de goce: masculino - femenino; en cambio lo que la sexualidad queer visibiliza, es el heteros de goces que ya estaba ahí desde lo más primario.

En el psiquismo del sujeto confluyen múltiples rasgos sexuales de identificación, fijaciones objetales, posiciones inconscientes persecutorias y/o depresivas, de placer y de displacer.

Solo con el advenimiento del Yo placer, el binarismo aparece sostenido en la diferencia entre lo yo y lo no-yo.

Todas las disquisiciones sobre las sexualidades LTGBQ+ a las que denomino polisexualidades, derivan del intento por introducir el heteros -en el más cabal sentido-, del inconsciente pulsional primario.

Los síntomas, formaciones de lo inconsciente reprimido, intentan metaforizar y reunir bajo la égida del Falo y los diques, a los goces singulares en cada sujeto; esta es una operación secundaria que no alcanza a cubrir al heteros primario.

La represión secundaria actúa con su fuerza de desalojo, sobre los cuerpos pulsionales inhibiendo la polisexualidad; los efectos de esta inhibición-represión se observan en las disfunciones sexuales de los adultos y en las trans-formaciones que para mí son formaciones de lo inconsciente que visibilizan los restos de goces que no se ordenan bajo la égida del falo Simbólico, en parte. Destaco este “en parte” porque es fundamental para no patologizar a las polisexualidades.

Podemos agregar algunos hitos correlativos a las fases libidinales y a la asunción de la sexualidad y del género:

       1. Comienza el laleo y el goce de invocar el propio sonido y el goce del aparato fonador. Aparece el primer significante aun no encadenado o seriado. Es el significante enigmático (Laplanche), aserial (Goldstein M.), significante 1 (Lacan) que introduce al infans en el baño del lenguaje, pero no aun en la ley de la palabra.

        2. Madura el polo perceptual visual y aparece el goce escópico.

       3. El Estadio del Espejo unifica la imagen corporal de su fragmentación primaria y el niño se tropieza con las diferencias imaginarias mamá hace tal cosa, papá hace tal otra, o sea, roles provenientes de la cultura y el contexto; algunos de estos roles se inscriben del lado activo y otros del pasivo, y se forjan fantasías respecto de las diferencias entre los padres.

        4. Aparece la palabra hablada y la nominación.

       5. Aparecen los primeros signos de concordancia o discordancia del sujeto respecto de su identidad sexual. El niño que se nomina como diferente atraviesa una distorsión en la correspondencia de su imagen corporal con su vivencia de desprendimiento de lo asignado.

     6. Etapa de la premisa universal del falo en la madre y el descubrimiento de la diferencia tener/no-tener pene, y la caída de la imagen infantil del falo imaginario de la madre.

      7. Se atraviesa la castración y comienza a manifestarse la elección de objeto.

     8. Diversas salidas del Edipo con la inscripción definitiva de un fantasma que sostendrá la repetición y la orientación singular de la sexualidad.

      9. Etapa puberal de definición de la orientación sexual y de goce

Si hablamos de singularidad en la inscripción de los goces pulsionales, ya estamos diciendo que hay diferencias sexuales primarias que pueden confundirse en la infancia con una elección definitiva de género. Por eso no recomendamos el cambio de género prematuro porque la salida sexuada puede variar a lo largo de la vida sea por duelos, accidentes, traumas, es decir, la sexualidad es móvil y hay transiciones y tránsitos sexuales porque lo polisexual sigue siendo eficiente o puede encontrar una representación que lo actualice. Estoy diciendo que la sexuación puede ser móvil y no fija como pensaba Freud.

Propongo pensar que hay una polisexualidad infantil, un heteros primario que no tiene que ver con la heterosexualidad como género, sino que es condición del desarrollo del psiquismo y del sujeto y que se despierta por las vivencias de la satisfacción de las necesidades en el límite con el despertar pulsional, o accidentes sexuales tales como el ser rozado por la mano que pone una inyección; a esto se acoplan las identificaciones y la determinación de la cultura.

Toda esta complejidad necesita de tiempo y por ello Freud habló de dos tiempos para que la sexualidad se defina.  Quiero introducir y distinguir tres tiempos: la diferencia pulsional primaria diversa y polisexual; un segundo tiempo de la diferencia que comienza a ser sexuada en la salida del Edipo y un tercer tiempo puberal.

En síntesis:

Al nacer ya portamos diferencias de cuerpos, de nombre, de genética, de historia y por lo tanto de determinantes respecto de la diferencia sexual pero no por ello ya actúan según estas distinciones.

A mi entender somos primariamente polisexuales y poliobjetales y secundariamente se dan fijaciones, elecciones de objeto, identidad de género y prevalencias de condiciones eróticas y amorosas. La represión secundaria actúa con su fuerza de desalojo, sobre los cuerpos pulsionales inhibiendo la polisexualidad primaria teniendo como aliados a los diques descriptos por Freud

Lo queer o lo polisexual son goces desplazables y mutables por la superficie y mucosas corporales que secundariamente se organizan en torno a una orientación sexuada, a una elección de objeto y a una condición erótica. Freud ya había hablado del desplazamiento abajo-arriba para develar que ocurría en algunos síntomas como el asco o la afonía.

La heteronorma excluye lo polisexual que habita en todo ser hablante por lo cual nunca hay pureza sexual.

Ubicar al heteros primario que no-todo transita hacia diferentes tiempos y transcripciones entre los cuales se halla el tiempo binario, abre a la clínica hoy denominada trans y queer que nos presentan sexuaciones diversas no binarias.

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Autora:

Mirta Goldstein, APA

Descriptores: YO DE REALIDAD INICIAL / YO DE REALIDAD DEFINITIVO / YO / PSIQUISMO TEMPRANO / OBJETO / CUERPO / LO REAL / PULSION / SEXUALIDAD / GENERO / IDENTIDAD SEXUAL

Candidato a Descriptor: POLIOBJETAL / POLISEXUALIDAD

Directora: Mirta Goldstein de Vainstoc
Secretario: Jorge Catelli
Colaboradores: Claudia Amburgo, José Fischbein, María Amado de Zaffore

ISSN: 2796-9576

Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis  de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Presidenta: Dra. María Gabriela Goldstein
Vice-Presidente: Dr. Carlos Federico Weisse
Secretario: Dr. Adolfo Benjamín
Secretaria Científica: Lic. Cristina Rosas Salas
Tesorero: Lic. Mario Cóccaro
Vocales: Dra. Leonor Marta Valenti de Greif, Psic. Patricia Latosinski, Lic. Susana Stella Gorris.