El virus de lo extranjero. Lo extraño como virus
Julio 2021 - ISSN 2796-9576
Textos breves

El virus de lo extranjero en los vínculos

Carlos Emilio Antar
Carlos Emilio Antar

El título que ha sido propuesto para este escrito, convoca a diferentes temas en relación a la situación actual. El momento lo sugiere, al mismo tiempo una dificultad es que nuestros textos y pensamientos queden “pandemizados”.

La actualidad nos interpela y con presencia global. Realidad a la cual no llamaría simplemente “externa” porque pienso el proceso de subjetivación como una interacción permanente entre “realidad interior y exterior”. Transcurre a lo largo de la vida y se inscriben los diversos eventos “transitados” por el sujeto.

Las distintas aplicaciones que facilitan la comunicación a distancia de videollamadas o reuniones, se han intensificado desde el inicio de la situación actual.

Generan alternativas útiles y creativas y al mismo tiempo pueden producir agotamiento. Un paciente dice: “basta de Zoom y de Skype y de lo que sea”.

El virus puede ser pensado como aquello ajeno por lo no conocido, no visible y no previsible. No es cualquiera, es un extraño particular.

Se habla con frecuencia de él, vemos dibujos que tratan de figurarlo con un esquema que cuesta imaginar dentro de nuestro cuerpo.

Al mismo tiempo, en algunos momentos, puede ser sentido como algo de lo propio. Una paciente dice: “¿no estará el virus adentro mío y todavía no lo sé?”.

Se hace presente la idea que “él” podría aparecer cuando lo disponga. Un poder tiránico que otro tiene sobre el sujeto.

En relación a la vida cotidiana, la actividad laboral puede funcionar como un refugio frente a la angustia y como una acción vital frente al impacto de la realidad.

En aquellas actividades que antes de la Pandemia eran de encuentro presencial (como la mayoría de ellas) la nueva situación alteró las posibilidades de encuentro y comunicación entre las personas.

Diversos tratamientos psicoanalíticos fueron interrumpidos por aquellos pacientes que sintieron que no podían o no querían hacerlo.

Sabemos, que hay analistas que no se sienten cómodos con la modalidad actual de tratamientos. En un principio, hubo quienes plantearon o sugirieron (en forma privada o en algunos escritos) que los tratamientos “no presenciales” no eran psicoanalíticos. La referencia al oro y el cobre de Freud estuvo presente.

Se han alterado nuestras costumbres, los encuentros, las formas de comunicación.

Surge el tema de la incertidumbre por no tener control ni poder sobre la situación presente, entre otros motivos. Esto genera pensamientos angustiantes, ansiedad, insomnio, comer en exceso y otros.

Aparece una manifestación clínica que es bastante especifica de la situación actual. El temor-terror de muchos jóvenes o edad intermedia a producir, por contagio, la muerte de los padres. De hecho, esto ha ocurrido. Seguramente esto se va a conectar con el deseo inconsciente. Edipo esta, pero el sesgo que le da especificidad a esta presentación es la posibilidad de su concreción en la realidad.

-La búsqueda de protocolos sanitarios que, si bien son de utilidad y protección, también pueden dar “forma manifiesta” a rituales que nunca finalizan, ni terminan de tranquilizar. A veces encubren una situación de contenido persecutorio, aunque estén desencadenados por un peligro real. Esta la fantasía de poder encontrar respuesta y tener garantías.

-Otra situación es el exceso de información. Parte de la población se ha convertido en “especialistas” en marcas de vacunas; los distintas formas de actuar de ellas, cuantas dosis se necesitan, las que son aprobadas y las que no y además en que parte del mundo circulan, país que las fabrican; cada una en qué fase de investigación se encuentran, generación o no de anticuerpos; características de los estudios, arribo de vacunas y así sucesivamente.

-Estamos invadidos por abrumadora información que no solo recibimos, sino que vamos en su búsqueda. Esto nos pone inmerso en algo que podría relacionarse con un virus informático.

-La amenaza al ingreso económico se incrementa como peligro real ya sea en el presente o futuro.

Un paciente decía:

P: “hasta antes de este virus que está en todos lados, me preocupaban, dentro de lo lógico, por diversas cuestiones, por ejemplo, los problemas de la política. Tanto a nivel mundial como en nuestro país, pero ahora es diferente. Todos se pelean y si esto se maneja mal nos podemos…morir, no sé, me da miedo por mi familia. Aparecen problemas que no esperas, están en todos lados y a veces no sé qué hacer.”

A: “como un virus”

P. ¿Cómo?

A: como vos decís, “está en todos lados”, en el cuerpo, en la economía, en la convivencia, en la familia…

P: Ah sí, es muy extraño…

-Nuestra práctica clínica, así como nuestra vida familiar esta inevitablemente afectada. Estamos frente a una situación grave e incierta pues no sabemos si lo que hagamos, aun teniendo el máximo de los cuidados, si va a alcanzar a influir, diría, siguiendo a Deleuze, en el “devenir” de esta amenaza. ¿Quién sabe?

-El “Imperio” decide acerca de la economía y también de los cuerpos, que se pueden enfermar y morir. Seguramente la Biopolítica nos puede decir acerca de esto (Foucault-Agamben-Espósito). Estamos ante un virus que parece tener corona. Todos estamos pendientes de él.

Hace poco tiempo me ocurrió un hecho en la calle. Un señor que maneja su vehículo acompañado por una mujer y sentado atrás un adolescente que presumo es su hijo se acerca. Me pregunta, como puede hacer para acceder a un puente que está en la zona. Me dice: “estoy dando vueltas y no puedo salir”.

Le explico, pero me hace un gesto, dando a entender que no me escucha bien. Estábamos a cierta distancia y con ruido de tránsito. Todos con barbijo. Me aproximo apenas y veo al adolescente que me mira asustado, se tapa la cara con sus manos y se corre al costado. Me sorprende y me “molesta” la situación. El conductor percibió que algo había ocurrido, mira hacia atrás y al ver al joven entiende. Me hace una sonrisa conciliadora.

Aquel que nos da “acceso a un puente, a una salida” también puede implicar, involuntariamente, un peligro inminente. Quizá por esto, nos puede “molestar” pensarnos a nosotros como un peligro posible y real para el otro.

-Creo que estamos inmersos, (tanto en nuestra realidad familiar, como en nuestro trabajo) en un mundo que tiene el efecto complejo de lo que se impone, de presencia inmediata y a veces violento. Más que un mundo de representaciones, que nos daría la posibilidad de cierto tiempo de respuesta.

-Considerar que las cosas no van a ser lo mismo implica un duelo

Duelo: por varios motivos:

1-la idea de la muerte como aquello posible y más próxima de lo muchas veces pensado

2-perdida de la omnipotencia.

3-la predominancia de la Incertidumbre

-Acerca de los vínculos: hay una frase de Freud citada, con cierta frecuencia, del Malestar en la Cultura cuando dice: “desde tres lados amenaza el sufrimiento; desde el cuerpo propio; desde el mundo exterior, desde los vínculos con otros seres humanos”. Si bien la considero muy importante, me merece de especial atención en como continua: “al padecer que viene de esta fuente lo sentimos tal vez más doloroso que a cualquier otro”. Anticipando la importancia que darían diversos autores a este tema.

La pandemia modifico nuestra vida, dio una nueva forma a nuestros temores. Una de las situaciones que más se han alterado han sido los vínculos.

-Estamos invadidos por abrumadora información que no solo recibimos, sino que vamos en su búsqueda. Esto nos pone inmerso en algo que podría relacionarse con un virus informático.

En adultos mayores y principalmente aquellos que viven solos, se reactivan duelos y vivencias de abandono.

-Parejas y Familias:

El encierro funciona, para muchas personas, como un “toxico”, aunque en otros pareciera que, los calma. A veces puede ser funcional a sus síntomas.

Un paciente permanece en su casa desde hace varios años por un cuadro persecutorio con delirio erotomaníaco que se intensifica cuando está en la calle. Desde el inicio de la pandemia dice estar más tranquilo. Si bien su vida no ha cambiado en cuanto al seguir “encerrado”, la diferencia es que, ahora pareciera “tener licencia” de su situación. Dice: “ahora mi esposa no me molesta diciéndome que salga a la calle”. En un principio comentó que estaba más tranquilo, que sus problemas “ahora” tienen que ver con discusiones con sus hijos o con su esposa “pero no es para tanto”. Los temas de familia surgieron, en vez de sus temas persecutorios. Pero, desde hace poco empieza a decir, que no se siente bien, que lo pone mal el encierro. Al mismo tiempo relata sueños, por primera vez en su análisis.

-Pueden surgir diversos afectos cuando se pierde el acompañamiento del otro o inversamente, cuando se siente que el otro lo puede controlar.

-En parejas o familias en donde alguien tiene alguna adicción, el supuesto mensaje implícito del “no consumirás” del otro, puede ser entendido como: “deberás hacerlo”.

-El hogar puede ser el refugio donde sentirse “a salvo” frente a un exterior peligroso, pero a veces se convierte en intolerable.

-Se acentúan actividades que, si bien son un entretenimiento, a veces pueden generar sentimiento de encierro. Por ejemplo, la tendencia a ver durante horas una “maratón de series” en las diversas plataformas que se ofrecen (binge-watching).

-La presencia del virus y su amenaza de enfermedad y muerte, aparece como un tercero que altera el funcionamiento de la pareja o familia.

-En la vida pre-pandemia se producía una alternancia habitual de presencia-ausencia de la pareja. Se separaban para concurrir a sus actividades laborales y reencontrarse más tarde, con frecuencia al final del día y luego del encuentro con diversos “otros”. Esto daba la posibilidad de generar expectativas y por lo tanto fantasías que dan sustento al encuentro afectivo en sus diversas manifestaciones.

El requerimiento de estar en la casa el mayor tiempo posible más que estimular la intimidad puede funcionar como un atentado a ella.

-Se pueden incrementar los “rasgos de carácter” de cada uno, la “sorpresa” se pierde y se puede convertir en un “estado de aburrimiento permanente” y difícil de tolerar.

BIBLIOGRAFIA:

- Antar Carlos E. – Di’alogo entre analistas ¿Ismos, Roseta, Babel…?, APA- 2012

- Antar, C.E. (coordinador).; Chajud, S.; Kitainik, D.; Pouso, C.; Reisfeld, S.; Schmajuk,: Vincularidad en el campo pasional. Revista de Psicoanálisis. TLIV, nº4, 1997.

- Antar, C.E. y Rozitchner, E.: Transmisión en la familia (mito-verdad- construcciones). Rev.de Psicoanálisis. Tomo XLIX, nº 2, 1992.

- Aulagnier, P.: Los destinos de placer. Petrel. 1979

- Badiou,A: Ser y Acontecimiento. Manantial. 1999

- Freud, S. (1930-1929-) El malestar en la cultura, A.E., XXI

- Horstein, L; Lewkowicz, I.; Puget, J: Pubertad: Historización en la adolescencia. Cuadernos APdeBA. nº1. Departamento de Niñez y Adolescencia. 1998.

- Kaes, R.: EL pacto denegativo en los conjuntos trans- subjetivos, en Lo negativo. Figuras y modalidades. A.E.1991.

Autor

Carlos Antar

Descriptores: VINCULO / INCERTIDUMBRE / DUELO

Palabras clave: AJENIDAD

Directora: Mirta Goldstein de Vainstoc

Secretario: Jorge Catelli

Colaboradores: Claudia Amburgo

José Fischbein

María Amado de Zaffore

ISSN: 2796-9576

Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis  de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Presidenta: Dra. María Gabriela Goldstein

Vice-Presidente: Dr. Eduardo Safdie

Secretario: Dr. Adolfo Benjamín

Secretaria Científica: Lic. Cristina Rosas de Salas

Tesorero: Dr. S. Guillermo Bruschtein

Vocales: Dr. Carlos Federico Weisse, Dra. Leonor Marta Valenti de Greif, Lic. Mario Cóccaro, Dr. Néstor Alberto Barbon, Psic. Patricia Latosinski, Lic. Roxana Meygide de Schargorodsky, Lic. Susana Stella Gorris.