10 años de La época APA Online: Relaciones entre analistas y con la institución. Lazo social, malestares y síntomas
Con el Número 33: Relaciones entre analistas y con la institución. Lazo social, malestares y síntomas, conmemoramos los 10 años de la primera publicación de La época APA Online, precursora de la lectura y escritura digital.
En el año 2012, con Paloma Halac concretamos, con el aval y el apoyo de la entonces presidente Leticia Glocer, este proyecto editorial, científico y político. Si bien despertó resistencias porque en ese entonces no había suficiente convencimiento de la importancia de la comunicación a distancia y porque había y sigue habiendo una idea muy conservadora respecto de los textos de representación institucional, estos 10 años muestran su valor en la política de transmisión del Psicoanálisis.
Desde que vio la luz, La época defendió la pluralidad en la expresión del psicoanálisis y en esos años Beatriz Zelcer, al coordinar las publicaciones de APA, avaló esa pluralidad psicoanalítica en intersección con lo social y la cultura.
La época APA Online, no solo propuso una escritura acorde con los tiempos, sino que abrió paso a lo intergeneracional y a tocar temas como la Marihuana, la Interrupción decidida del embarazo, el bullying, el femicidio, la mentira, el deseo, el arte, la memoria, la homosexualidad, la justicia restaurativa, invitando a diputados y otros expertos a dialogar sobre el encuentro-desencuentro entre lo legal, lo social, lo médico, las teorías de género y lo psicoanalítico.
Hoy la publicación tiene tres secciones: textos breves, ensayos psicoanalíticos e Intersecciones interdisciplinarias con el arte, la cultura, la educación, la literatura, las ciencias sociales, la filosofía.
Al tener bajo costo económico, esta publicación se puede seguir sosteniendo en tiempos de crisis.
Agradezco a todos los autores, a todas las gestiones y a los equipos editoriales su apoyo incondicional.
En estos momentos el Comité editor está compuesto por Jorge Catelli, secretario y Claudia Amburgo, Yiya Amado de Zaffore y José Fischbein, a quienes agradezco su apoyo.
A 10 años, este número 33 toma a su cargo un tema de constante interés: las Relaciones entre Analistas por lo cual agradezco a Gabriela Goldstein, actual presidente, su colaboración y respaldo.
Cuando hablamos de las relaciones entre analistas, nos referimos implícitamente a los lazos institucionales. Fuera de la institución los lazos son personales y es por este motivo que nos interesa la relación paradojal entre psicoanálisis, membresía y organización.
A veces olvidamos que la institución es una organización que debe cumplir con diferentes objetivos entre los cuales los más importante son transmitir el psicoanálisis como saber teórico y como método clínico de alivio del sufrimiento, y la formación de nuevos analistas que den continuidad al Psicoanálisis y a la institución. Para cumplir con estos objetivos la institución debe mantenerse viva renovando sus proyectos, generando sustentabilidad a través del tiempo y garantizando la continuidad de la formación de nuevos analistas.
¿Cómo se mantiene viva la institución? Entiendo que lo hace si cobija y equilibra las relaciones entre analistas pertenecientes a sí misma y con analistas de otras instituciones y latitudes ya que, una institución cerrada sobre sí misma se agota y/o se empobrece.
La frase de Lacan: "Júntense para hacer algo y sepárense para hacer otra cosa", indica no solo un camino para enriquecer las transferencias de trabajo, sino una política institucional con la meta de sostener el deseo en la pertenencia institucional.
Esta frase habilita a los analistas a la discontinuidad y a la transitoriedad pues pone en cuestión las filiaciones sometidas a regulaciones que inhiben el deseo y la creatividad, por ende, habilita interpelar a aquellos discursos y poderes que rechazan las transformaciones generando malestar societario. Este malestar nace del desencuentro entre la temporalidad subjetiva e intelectual de cada uno de los miembros y del colectivo que éstos en su conjunto forman. La afiliación a la institución da lugar a la puesta en acto de las ambivalencias, por ello el movimiento de juntarse y separarse no significa la pérdida de los vínculos, sino el cese de la transferencia de trabajo con unos para anudarse a nuevas alianzas de producción con otros; estas nuevas alianzas no solo relanzan el deseo sino dan forma a una filiación democrática e inclusiva.
Las pertenencias que exigen fidelidad, es decir que reniegan de la separación y la castración, desestiman la falta y exigen el sacrificio de la singularidad.
Si bien el separarse constituye un duelo, juntarse de otra manera y para hacer otra cosa constituye un nuevo desafío abierto a lo incierto; la angustia de la incerteza se compensa con la fuerza del empuje emprendedor. Es gracias al empuje vital y erótico de las nuevas generaciones de analistas, que los cambios se dan para mantener lo institucional en el tiempo.
Llegamos entonces al título de esta publicación: La época; la época es cada época, cada forma cultural y discursiva las que no se miden por el reloj sino por las diferencias entre lo acecido y lo por acaecer, entre lo sabido y por saberse, entre el descubrimiento freudiano y el profundo desarrollo psicoanalítico posterior a Freud que alcanza a este siglo XXI.
En síntesis, escribir requiere de un escriba y de un lector, los cuales gestan un diálogo ininterrumpido a lo largo del tiempo produciendo nuevos textos cada vez.
Cada nueva lectura crítica o mejor aún, cada interpretación crítica de un texto, abre al infinito del pensamiento, en nuestro caso del pensamiento psicoanalítico que proviene y también retorna al acto clínico.
En este número abrimos nuevos horizontes al pensamiento sobre aquello que abrazamos: la institución psicoanalítica y las relaciones y lazos que promueve.
Agradecemos a los autores su amable participación y testimonio, ya que en todos he encontrado el deseo de transmitir experiencias realmente vividas.
Para concluir, quiero destacar que podemos discernir dos etapas en el proceso de formación permanente de los analistas: la primera desde el ingreso a la formación y hasta alcanzar la membresía; esta etapa está signada por lazos transferenciales entre colegas, profesores y analistas didactas. La segunda por la pertenencia institucional en la cual prima la desidealización y la necesidad de entablar lazos de amistad y profesionales.
Esto nos conduce al difícil abordaje de las derivaciones de consultantes a otros analistas para lo cual hace falta confianza y respeto mutuos.
O sea, existen relaciones entre analistas de todos los colores afectivos, pero a la hora de derivar consultantes priman los lazos amorosos pues de lo contrario fracasan las derivaciones.
La pandemia nos enfrentó a nuevos desafíos y a una consulta de sujetos angustiados y hasta desbordados. En muchos casos nos sentimos solos, pero el diálogo con otros, aunque a distancia, nos sacó de esa soledad y nos dio fuerzas para encarar los nuevos desafíos clínicos.
En síntesis, merecen análisis permanente las relaciones entre analistas sean éstas jerárquicas como horizontales, sean profesionales como amistosas, sean idealizadas o agresivas, sean utópicas o demasiado realistas o interesadas.
Invito a leer este número -pleno de ideas- cuyos autores nos plantean el ejercicio de una institución lo más democrática posible.
Autora
Mirta Goldstein (APA)
Directora: Mirta Goldstein de Vainstoc
Secretario: Jorge Catelli
Colaboradores: Claudia Amburgo, José Fischbein, María Amado de Zaffore
Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Argentina
Presidenta: Dra. María Gabriela Goldstein
Vice-Presidente: Dr. Carlos Federico Weisse
Secretario: Dr. Adolfo Benjamín
Secretaria Científica: Lic. Cristina Rosas Salas
Tesorero: Lic. Mario Cóccaro
Vocales: Dra. Leonor Marta Valenti de Greif, Psic. Patricia Latosinski, Lic. Susana Stella Gorris.