Número Extraordinario: A cien años de La organización genital infantil de Freud. ¿Cómo el psicoanálisis dialoga con las teorías de género?
Junio 2023 - ISSN 2796-9576
Intersecciones

Intersecciones con Estudios de género - Psicoanálisis y estudios de género. Articulaciones

Sodely Páez
Sodely Páez

“Yo nunca seré tú, ni en cuerpo ni

ni en pensamiento”.  Luce Irigaray

Con mucho entusiasmo aplaudo la convocatoria de este nuevo número de La Época APA Online que celebra a Freud 100 años después de su artículo La Organización Genital Infantil y nos invita a pensar en los desarrollos teóricos que dentro del campo psicoanalítico se han venido produciendo y sus intersecciones con otros territorios del conocimiento. Un siglo donde la humanidad ha vivido profundas y radicales transformaciones en todas las áreas.  Hallazgos y descubrimientos que han provocado cambios en el modo de relacionarnos entre nosotros, con nuestros cuerpos, con nuestro deseo, con el del otro. Basta con mencionar los métodos anticonceptivos, el genoma humano, la internet y la inteligencia artificial, la última innovación en tecnología que ya ha sido comparada con ese otro gran hito del pasado, la revolución industrial. Algunos aseguran que es una época en la cual han ocurrido los mayores y más notables cambios de la historia, mientras que otros, historiadores como Ian Mortimer (2018) defienden la especificidad de cada siglo en cuanto a los aportes que sus invenciones han significado para la humanidad. Este autor nos recuerda lo importante que fueron para el mundo el descubrimiento de América, la creación de los ferrocarriles y la imprenta, entre tantos otros acontecimientos, y cuestiona esa nociva inclinación a comparar los desarrollos de un siglo con los de otro. Es muy iluminadora su tesis de que los cambios no deberían medirse de acuerdo a los avances en la tecnología sino por los cambios sociales que se producen en determinadas épocas. Época que fue definida por Mirta Goldstein (2023), en la presentación del último número de la revista, como “una forma paradigmática y discursiva…que se mide por lo acaecido y lo por acaecer, entre lo sabido y por saberse…como concepto pone a jugar lo transitorio e invita a duelar aquello que perdemos porque la época, cada una, nos propone nuevos horizontes”. 

En esta misma dirección, Eric Hobsbawm (1995) denominó el siglo XX como “siglo corto”, debido a que, para él, éste estaría enmarcado dentro de dos grandes momentos políticos que van: desde 1914 con la primera Guerra Mundial, hasta 1991 con la caída de la Unión Soviética. Lo que sostiene su concepción del comienzo tardío del siglo XX, es su consideración del tiempo histórico, con sus particulares movimientos culturales, económicos y sociales en contraste con el tiempo cronológico, que nada dice en sí mismo.

El tiempo histórico de Freud fue el tiempo del positivismo, del materialismo, de las ciencias naturales, del comienzo de las vanguardias. Siendo heredero e integrante del pensamiento científico predominante, logró subvertir el método para abordar el sufrimiento psíquico y revolucionar, de manera única y para siempre, la comprensión de los procesos anímicos inconscientes y el acceso y detección de las causas latentes y los contenidos inconscientes de los síntomas neuróticos. Con la creación de una nueva episteme se hizo merecedor del nombre, junto con Marx y Nietzsche, de maestro de la sospecha. Puso en duda todos los saberes constituidos y prestó su escucha a una mujer que había sido largamente silenciada y reprimida por los valores impuestos por una burguesa sociedad patriarcal que la mantenía confinada a su Casa de muñecas. Muy atrás habían quedado Hipatia, Hildegard de Bingen, Christine de Pizan, Olympe de Gouges y Artemisa Gentileshi,  por citar unas cuantas mujeres que dejaron su impronta en el mundo y, muy cerca, en el mismo siglo, Sojourner Truth (cuyo célebre discurso ,“Acaso no soy una mujer?” pronunciado en el Congreso de la mujer en Ohio,1851, pasó a la posteridad), Flora Tristan, Rosa Luxemburgo, Marie Curie, Virginia Woolf, Vita Sackville-West, por nombrar a otras tantas que lograron romper  las barreras y los paradigmas sociales del momento. 

A pesar de la moral imperial predominante, su Viena era una ciudad moderna, pujante, y de una intensa y variada vida artística e intelectual. Una ciudad de avanzada donde muchas mujeres gozaban de una presencia destacada. Freud fue interlocutor de algunas de ellas, que como Sabina Spielrein y Lou Andreas-Salomé, le compartieron ideas que, con atención e interés, fueron acogidas por él para la elaboración y ampliación de sus propias teorías. Ha sido una lectura sesgada y una mala interpretación la visión difundida acerca del carácter conservador, falocéntrico, reaccionario de Freud en relación con la mujer. Una deformación de sus abiertas aproximaciones teóricas, cruciales para la liberación femenina y la aceptación y el respeto a cualquier orientación sexual. En relación a ello, es interesante resaltar la postura de Mitchell (1974) quien en su libro “Psicoanálisis y Feminismo”, plantea que se puede tomar al psicoanálisis como un dispositivo para el análisis de los padecimientos subjetivos de la sociedad burguesa y patriarcal y no como un reproductor de la misma.

Aunque Freud no usó nunca el término identidad y no vivió para conocer el concepto de género y más específicamente de identidad de género, en sus Tres ensayos de teoría sexual (1905), sentó las bases de lo que hoy puede ser considerado diversidad sexual, al plantear que no existe un vínculo natural entre pulsión sexual y objeto. En el conocido pie de página agregado en 1915, sostuvo que, para pensar la sexualidad, masculino y femenino eran categorías inciertas.

No es difícil imaginar entonces el rico y fértil debate que hubiera resultado de un virtual intercambio entre Freud y las teorías de género. Estudios que han contribuido, con los conocimientos obtenidos, a la comprensión de la construcción de la subjetividad, como un entramado de múltiples conexiones en la vida social, que tiene sus repercusiones en la respuesta singular de cada sujeto a los mandatos, roles e ideales de género, presentes y transmitidos desde la cultura.

Los estudios de género nacen de la segunda ola del movimiento feminista de mediados del siglo pasado y de los esfuerzos por comprender y desafiar las desigualdades de género. Representan un campo interdisciplinario que se centra en analizar y comprender cómo se construyen y se experimentan las identidades de género en diferentes culturas y sociedades, partiendo de la idea de que el género no está determinado por lo biología ni responde a una división binaria entre hombres y mujeres, sino que es una construcción social y cultural que varía de acuerdo a los diferentes contextos. Un campo de estudio que busca examinar y cuestionar las normas, roles y estereotipos de género, así como las relaciones de poder que se establecen en torno al mismo.

Su surgimiento formal como campo académico se produjo principalmente en la segunda mitad del siglo XX, como ya fue adelantado. En los años 60 y 70, el movimiento feminista ganó la fuerza y visibilidad suficientes como para lograr generar una mayor conciencia sobre las temáticas de género en la sociedad. Se comenzaron a cuestionar las normas tradicionales de género y a exigir la igualdad de derechos para las mujeres en áreas como la educación, el trabajo y la sexualidad. Se empezaron a establecer programas y departamentos de estudios de género en las universidades y se llevaron a cabo investigaciones interdisciplinarias sobre temas relacionados con el género y la sexualidad.

A lo largo de las décadas siguientes, los estudios de género se expandieron y diversificaron, incorporando enfoques teóricos y metodológicos de disciplinas como la sociología, la antropología, la psicología, la historia, la literatura y los estudios culturales. Estas perspectivas interseccionales favorecieron un análisis más completo y complejo de las dinámicas de género en diferentes contextos sociales y culturales. Ello implicó considerar cómo el género se entrelaza con otros aspectos de la identidad, como la raza, la clase social, la orientación sexual y la discapacidad, reconociendo que las experiencias de opresión y privilegio son múltiples y entrelazadas.

Algunos de los nombres más sobresalientes de esta corriente van desde Simone de Beauvoir , Judith Butler , Gloria Anzaldua, Michel Foucault (1976), (quien analizó el poder y la sexualidad en relación con el género), Kate Millett, (1970), figura prominente dentro del feminismo de la segunda ola, para quien el sexo reviste un cariz político, Sandra Harding (1973), filósofa  que ha trabajado la perspectiva de género en la investigación científica y Paul B. Preciado, filósofo, escritor y activista transgénero español, considerado un autor y teórico crítico en el campo de los estudios de género, que ha explorado , incluso en sí mismo, la multiplicidad de identidades y expresiones de genero más allá de la dicotomía hombre-mujer, la sexualidad, el cuerpo y la teoría queer. Uno de sus libros más influyentes es "Manifiesto contra-sexual" (entonces Beatriz Preciado, 2002), en el cual propone una teoría contrasexual que critica la concepción normativa y disciplinaria del sexo y el género en la sociedad contemporánea. En su obra, Preciado examina cómo las estructuras de poder y los discursos sociales moldean nuestros cuerpos y nuestras identidades, y busca desestabilizar esas estructuras mediante la resistencia y la reinvención de las identidades de género y sexuales. Además de su trabajo teórico, también ha sido un activista destacado en la defensa de los derechos transgénero y la diversidad sexual. Ha abogado por la despatologización de las identidades trans y ha promovido una mayor conciencia y comprensión de la diversidad de experiencias y expresiones de género.

Uno de los conceptos clave y más conocido en los estudios de género es la noción de que el género es una performance (Judith Butler,1988), queriendo esto decir que el género se construye a través de prácticas y actos repetidos. Una idea que desafía las concepciones tradicionales de género y abre el camino para entender que las identidades y expresiones de género son fluidas y cambiantes. Con trayectorias largas y nunca definitivas. Muy distinto al ideario freudiano que defendía la supremacía genital en relación a lo preedípico y polimorfo y la elección de objeto único y para toda la vida. La vida y la clínica nos ha demostrado la existencia de infinitas posibilidades en las presentaciones sexuales y de género cada vez más fluidas.

El diálogo entre el psicoanálisis y los estudios de género ha sido objeto de discusión y exploración a lo largo del tiempo. Ambos campos tienen perspectivas y enfoques distintos, pero han encontrado puntos de encuentro en el análisis de las relaciones entre género, sexualidad, identidad y subjetividad. Uno de los más grandes y mutuos beneficios ha sido la invitación a deconstruir las nociones de género e identidad como constructos fijos y equivalentes en sus determinaciones discursivas, es decir culturales, evitando con ello esencialismos ahistóricos. 

Pensar en subjetividades femeninas y masculinas supone tomar en cuenta las propuestas identificatorias genéricas de la sociedad. Es decir, entender la subjetivación y la constitución del psiquismo como procesos imposibles de realizar al margen de las propuestas sociales, pero sí ajenos a binarismos biológicos y anatómicos.

Con el paso del tiempo, teóricos y teóricas psicoanalíticos, han revisado y ampliado las ideas freudianas a fin de incorporar una perspectiva de género más compleja. Por ejemplo, Luce Irigaray (1974) ha criticado la concepción freudiana de la feminidad como una "falta" o un "otro" en relación al masculino y ha propuesto una revalorización de la diferencia sexual y de la identidad femenina a partir del reconocimiento del cuerpo propio descartando su representación como espejo o complemento del masculino. Propone romper con el falocentrismo y el falocastrismo, ese discurso especularizante que ha envuelto el deseo femenino e invita a las mujeres a reapropiarse de su cuerpo mediante la construcción de un lenguaje propio por fuera del patriarcal. Propone la necesidad de una nueva ética y política de la diferencia sexual que permita una relación más igualitaria y respetuosa entre los géneros.

Las desigualdades entre los roles impuestos por la dominación masculina han estado sostenidas por relaciones de poder que han naturalizado, históricamente, la inferioridad femenina. Benjamin (1996) en “Los lazos de amor. Psicoanálisis, feminismo y el problema de la dominación”, se dedica a estudiar esta problemática en la que el otro es poseedor de un poder que el sí mismo desea. Fernández (2017), afirma que, en lo concerniente a la salud, ésta sería entendida como autonomía para las mujeres y deconstrucción de poder para los varones.

Para resumir, el diálogo entre el psicoanálisis y los estudios de género ha llevado a una mayor comprensión de la influencia del género en la subjetividad, la identidad y las relaciones interpersonales. Ha permitido cuestionar y problematizar las concepciones tradicionales de género y ha abierto espacios para la exploración y atención en nuestra práctica de identidades y expresiones de género diversas desde una mirada despatologizante y no normativa.

Mencionaré algunas de las formas en las que, desde mi punto de vista, el psicoanálisis se ha beneficiado de dichos estudios:

  1. Ampliación de la comprensión de la identidad: Los estudios de género han desafiado las concepciones tradicionales y binarias de género, permitiendo al psicoanálisis ampliar su comprensión de la identidad más allá de las categorías rígidas de hombre y mujer. Esto ha abierto la puerta a la exploración de identidades de género diversas y fluidas.
  2. Reflexión sobre las construcciones culturales y sociales: Los estudios de género han destacado cómo las normas y roles de género son construcciones sociales y culturales, y cómo influyen en la formación de la subjetividad. Esta perspectiva ha llevado al psicoanálisis a considerar cómo las influencias culturales y sociales dan forma a la experiencia y la identidad de género de una persona. Género que debe sin embargo ser encarnado y simbolizado
  3. Análisis de las relaciones de poder: Los estudios de género han enfatizado las desigualdades y las relaciones de poder que se establecen en torno al género. Esto ha llevado al psicoanálisis a examinar cómo estas dinámicas de poder influyen en la subjetividad y en las formas en que las personas experimentan su género. Ha permitido una mayor atención a los procesos de opresión y resistencia en la formación de la identidad de género.
  4. Consideración de la diversidad y la diferencia: Los estudios de género han destacado la importancia de reconocer y respetar la diversidad de identidades y expresiones de género. Esto ha llevado al psicoanálisis a desarrollar una mayor sensibilidad hacia las experiencias individuales y a considerar cómo los factores de género interactúan con otros aspectos de la identidad, como la raza, la clase y la orientación sexual.

Aunque las ideas de Freud no se desarrollaron explícitamente en el marco conceptual de género tal como se entiende en la actualidad, su trabajo sentó las bases para las investigaciones y debates que sobre el género y la sexualidad se han venido realizando y de las que hemos sido beneficiados.

Bibliografía

Benjamin, J. (1996) Los lazos de amor. Psicoanálisis, feminismo y el problema de la dominación. Buenos Aires: Paidós.

Butler, J (1988). Performative Acts and Gender Constitution: An Essay in Phenomenology and Feminist Theory. Theatre Journal (John Hopkins University Press), Vol.40, N. 4 (1988).

Fernández, A. (2017). Las lógicas sexuales actuales y sus com-posiciones identitarias. En Meler, I. (2017). (corp.) Psicoanálisis y género. Escritos sobre el amor, el trabajo, la sexualidad y la violencia. Buenos Aires: Paidós.

Foucault, M. (1976) Historia de la sexualidad. Madrid. Siglo XXI. (2014)

Freud, S. (1905) Tres Ensayos de Teoría Sexual. La sexualidad infantil. Obras Completas. Vol. VII. Buenos Aires. Amorrortu (1997).

Goldstein, M. (2023) Presentación de la Época APA Online. APA. Buenos Aires: 23 de mayo.

Hobsbawm, E. (1995) Historia del siglo XX. España. Edit Crítica (2014).

Irigaray, L (1974). Espéculo de la otra mujer. Madrid. Akal. (2007)

Millet, K. (1970) Política sexual. Madrid. Ediciones Cátedra. (2017).

Mitchell, J. (1974) Psychoanalysis and Feminism. Nueva York. Basic Books

Mortimer, I (2018) ¿En qué siglo ha habido más cambios? (y no necesariamente es el XX). BBC History Magazine. Londres

Preciado, P. B. (2002) Manifiesto Contra-sexual. Madrid. Editorial Opera Prima.

 Autora

Sodely Páez, APC

Descriptores: CIENCIA / TECNOLOGIA / CAMBIO / HISTORIA DEL PSICOANALISIS / TEORIAS SEXUALES INFANTILES / GENERO / SEXUALIDAD / FEMINISMO / IDENTIDAD / DIFERENCIACION / PODER / CULTURA

Directora: Mirta Goldstein de Vainstoc
Secretario: Jorge Catelli
Colaboradores: Claudia Amburgo, José Fischbein, María Amado de Zaffore

ISSN: 2796-9576

ISSN: 2796-9576

Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis  de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Presidenta: Dra. María Gabriela Goldstein
Vice-Presidente: Dr. Carlos Federico Weisse
Secretario: Dr. Adolfo Benjamín
Secretaria Científica: Lic. Cristina Rosas Salas
Tesorero: Lic. Mario Cóccaro
Vocales: Dra. Leonor Marta Valenti de Greif, Psic. Patricia Latosinski, Lic. Susana Stella Gorris.