…
“Desde ese momento, el paciente (Serguei Pankeieff) a quien la guerra privó de su patria, de su fortuna y de todos los vínculos familiares, se sintió normal y tuvo un comportamiento intachable. Acaso justamente su miseria, por la satisfacción del sentimiento de culpa, contribuyó a afianzar su restablecimiento”
S. Freud (Cap. IX de “Hombre de los lobos”)
… “Desde el punto de vista económico, la existencia de la aspiración masoquista en la vida pulsional de los seres humanos puede con derecho calificarse de enigmática” … dice Freud en” En el problema económico del masoquismo”
El adjetivo “enigmático” alude a algo oscuro o equívoco en su uso común, recreando Freud el concepto con el afán de dilucidarlo a lo largo de su obra. Masoquismo que correspondía en la primera tópica a sentir placer con el dolor, o sea un placer displacentero. Un oxímoron, la figura retórica de un significado contradictorio para un mismo vocablo, marcando uno de ellos su origen inconsciente y el otro una acepción de estilo consciente.
Desde que el aumento de la tensión en el psiquismo indica un displacer y su rebaja un placer, al obrar este regulador emocional en sentido inverso en la satisfacción sexual propiamente dicha, marca un orden revelador diferente, engendrando el concepto de masoquismo perversión. Siendo la descarga de la pulsión su motor para aliviar la tensión de órgano, donde el objeto _ “lo más variable de la pulsión” _es de carácter secundario. Al servicio de la pulsión de muerte, responde a la repetición de un hecho traumático que se impone a través de la rememoración. A partir de un conjunto ideatorio que lo representa, retornando una y otra vez, en la proliferación de actos sin otro sentido que la búsqueda del aniquilamiento, tanto en el análisis a partir de la transferencia en la persona del analista, como en la vida. En que las pulsiones de autoconservación son arrasadas por el afán de re elaborar injurias– poner palabras, volver a vivir, concientizar lo ocurrido- que imponen en forma siniestra el mismo daño, retornando desde la ontogenia como desde la filogenia. Siendo necesaria la reelaboración para en alguna generación cortar con esa “racha” de repeticiones y hacer de la vida un hecho constructivo, en que la energía y la actividad propia de las pulsiones vitales, pueda superar en la medida de lo factible, el sufrimiento que troncha tantos destinos.
Al entrar en conocimiento del origen del agravio y reconocer al síntoma – la actuación compulsiva- como ajena al sí propio, o que aconteció en los años pueriles de máxima indefensión. Sobre el escenario de la sexualidad infantil en que los componentes pasivos de la pulsión sexual ensalzaron al erotismo anal, sede original del sado masoquismo, predestinando horizontes de absurda fatalidad.
Libido y masoquismo erógeno
La libido se presentifica junto al masoquismo erógeno en todas las fases del desarrollo y nutre a las diferentes fantasías de cada etapa, con una importante carga de angustia. Como la de ser devorado por el animal totémico en la oral, golpeado por el padre en la sádico anal, castrado en la fálica por el padre, y la de ser poseído y parir en la etapa genital.
Masoquismo erógeno y maternidad
Si bien la pulsión es eminentemente activa, la pulsión sexual solo se vuelve pasiva en la persona en el lugar de objeto y en el ejercicio de su genitalidad. Mientras en la mujer se adapta según su condición de madre, o mujer fálica, a un comportamiento activo (sujeto) para la crianza de su criatura. Combinándose, con la pasividad en el intercambio amoroso con su pareja, única posición posible en su condición de receptora del órgano viril, ya que la pulsión nunca es pasiva en ambos géneros.
En el caso de la maternidad, la pasividad versus actividad, es posible desde su masoquismo erógeno, de otra manera inaccesible. En que, al malestar de disponer de su cuerpo para el embarazo y el parto, de sus mamas como único alimento para su cría, obligan a soportar un sinnúmero de síntomas dolorosos por el amor a su objeto –bebé. Que podrá desarrollarse psicosexualmente y abandonar su propia pasividad, si ella en su posición erótica quiescente se lo permite.
La madre, también objeto amoroso del bebé, en la frase _ “mi mamá es mía” _, confiesa su apego junto a la instalación de la pulsión de apoderamiento. Sólo posible en la versatilidad femenina en que puede simultáneamente ser sujeto y objeto solo por las ventajas que su masoquismo erógeno le concede en relación a su retoño y a su partenaire.
Y cuando esta díada se suspende (por razones diversas, o momentáneamente), al erotismo se suma la culpa con que el sadismo superyoico la castiga, por la interrupción de la función materna, a cambio de esas otras funciones que la mujer ejercía en el mundo, al haberse preparado desde la infancia para su propia subsistencia en la adultez. La razón por la que ante un hijo con un mínimo resfrío se plantee abandonar sus logros, renunciar a sus ideales, en favor de la curación del mismo. Fantasías masoquistas amenazantes acosan a la madre por ocuparse de “sus otras funciones en el mundo”, por fuera de la maternidad.
Ser el eslabón en la cadena de la especie es un designio biológico impuesto desde la misma naturaleza femenina, preparándola a partir del masoquismo erógeno para la función materna. La causa por la cual la infertilidad es un menoscabo a su condición femenina, propinando un deterioro de la autoestima, al no poder llevar a cabo los ideales de la especie, que superan en ocasiones los propios ideales. Los dones con que la naturaleza también la privilegió para una existencia independiente y fructífera en las esferas sublimatorias del trabajo, el estudio y la creatividad. Importantes para su desarrollo vital, contribuyendo también en alto grado al proceso del maternaje, al aportarle satisfacciones en el universo de la cultura. Recordando que “cultura” es el espacio que pone una distancia con lo salvaje y feroz de los orígenes humanos en las cavernas de la glaciación.
Masoquismo femenino…
” Quizás en el organismo no ocurra nada de cierta importancia que no ceda sus componentes a la excitación de la pulsión sexual” … S. Freud
Freud considera al masoquismo a la luz de un gran peligro, reconociendo al masoquismo erógeno, como condición de la excitación sexual. En que la maternidad puede efectivizarse debido a la capacidad de sufrimiento de la mujer, llegando a considerar al parto natural como una muestra de “entrega” a la vida. Mientras se organiza a su alrededor todo un sistema médico en que no se le escatima a la madre ningún padecimiento. Hasta que el paso del niño por el canal del parto, suele provocar placer orgásmico en algunos linajes humanos.
Acontecimientos con la modalidad del masoquismo erógeno, constituyen las circunstancias visibles en la feminidad. En que la maternidad se hace efectiva por la capacidad de sufrimiento de la mujer, siendo “La piedad” de Miguel Ángel, el símbolo que caracteriza al masoquismo erógeno. La Virgen María contemplando con “ternura” el cuerpo de su hijo muerto en su regazo… Cuyo rostro dulce y placentero, impone un desenlace ominoso en la función materna, obra artística que los padres de la iglesia exhiben en el Vaticano…
Pegan a un niño
Corresponde a un estudio minucioso del masoquismo investigado por Freud, desde recuerdos infantiles de párvulos de los años escolares con relatos de haber presenciado escenas de golpiza a otro niño. Despertando satisfacciones autoeróticas tempranas (masturbación) y culpa, como si se originaran a partir de componentes sexuales emancipados precozmente. Ya no sólo se trataba del placer por el dolor, sino de la participación de la culpa en lo hiriente del suceso del yo infantil regodeándose con el castigo. Imaginariamente en el lugar del castigado, que no era otro que el sí propio, descubierto al levantarse la intensa represión que escondía el suceso. El castigador siempre era el padre, o un sustituto y en ocasiones una mujer (la madre fálica) Al corresponder a objetos incestuosos, como el padre muerto en la tragedia edípica, con la consecuente castración propia, el parricidio, la culpa y la sanción superyoica por el incesto. Acontecimientos en los que existe una fijación prematura, que Freud supone congénita. Lo que lleva a pensar se trataría de esos núcleos instintivos inconscientes y/ o los esquemas (Schema) congénitos por vía filogenética. “Sustentaría la concepción de que son un precipitado de la historia de la cultura humana” dice Freud en “Recapitulación y problemas” de Hombre de los lobos. En que esos esquemas prevalecen sobre vivencias individuales. Para finalmente sugerir …” Las contradicciones del vivenciar respecto del esquema parecen aportar una rica tela a los conflictos infantiles”.
A su vez la engorrosa redacción de “Pegan a un niño”, la especulación laberíntica sobre los casos estudiados y la conclusión que cierra el caso de Sergei Pankeieff (Hombre de los lobos), se conecta con los acontecimientos del banquete totémico. En que los hijos despreciados por el jefe de la horda al no someterse a sus aspiraciones sádicas, son excluidos del clan. Huyen y en una noche inolvidable por lo siniestra lo matan…
…” Porque César me amó lloro por él/porque fue afortunado regocijóme / porque fue valiente lo venero/ más … porque fue ambicioso lo maté” … Julio César. Shakespeare. Acto 3ro.Escena II
La idea que el pegar, someter, sodomizar resulta del odio proveniente del padre o sustituto castigador, se transforma en un segundo tiempo reprimido, cuando el castigado es el yo propio, siendo el dolor sinónimo de una manifestación de amor. Ser amado por el padre, convertido en su objeto sexual, sería similar a soportar los castigos por la creencia de gozar de su predilección, al inaugurarse la etapa sádico anal. Posterior a la etapa oral de la díada materna. El motivo de la compulsión a masturbarse, implicando su castración y la identificación con la madre en la escena primaria. Del que deriva el masoquismo femenino en el hombre.
Origen del masoquismo erógeno
…” Así que el masoquismo (el erógeno) sería un testigo y un relicto de aquella fase de formación en que aconteció la liga, tan importante para la vida, entre Eros y Pulsión de muerte” …. Explica Freud en “El problema económico del masoquismo”, al descifrar el enigma oculto en el masoquismo erógeno.
La evolución del primate, al que la estirpe humana pertenece, no se hace espontáneamente sin dejar huellas, constituyen memorias indelebles del pasado de su existencia salvaje.
Correspondería al momento en que el homínido en el refugio de las cavernas de la era glacial, víctima de la naturaleza inhóspita, en la noche de los tiempos, necesitó trastocar el instinto, que lo incitaba por el hambre a matar, por la pulsión. Esa fuerza que, superando las adversidades, lo condujo a la alianza con el objeto, en la necesidad de conservarlo, para en su compañía enfrentar la realidad adversa. Engendrándose el masoquismo erógeno; por un lado, el erotismo, en que la satisfacción genital ligaba a los objetos, por otro la culpa al desencadenarse la tragedia en que el rival debía morir. Filicidio y parricidio, ordenan desde tiempos inmemoriales el porvenir de la humanidad, que Freud resume al término de “El malestar en la cultura” con la frase:” He aquí, a mi entender, la cuestión decisiva para el destino de la especie humana; si su desarrollo cultural logrará y en caso afirmativo en qué medida, dominar la perturbación de la convivencia que proviene de la humana pulsión de agresión y autoaniquilamiento” …
Y al final colocaremos al “Masoquismo moral”, esa norma de conducta en la vida, con asiento en el masoquismo erógeno, tal como el femenino en el hombre, propinando al neurótico una existencia desdichada. Tributario de la ontogenia, por la crueldad del superyó acrecentada al conocer los contenidos pulsionales trágico incestuosos desde sus raíces en el ello, que coloca al “pobre yo” en el banquillo de los acusados. Quién por circunstancias conflictivas y dramáticas de su evolución, y por exigencias de la autoconservación volvió a sexualizarse el complejo de Edipo.
Reanimado desde las tumbas de la represión y el sepultamiento, en que la atadura incestuosa a los objetos primarios es duramente castigada por el superyó con la miseria neurótica. Superyó en el que sobreviven los antepasados individuales, de los que proviene el castigo, el control y el juicio despiadado. Ya que la muerte, para el supérstite no procede de procesos internos como explicita Freud en “El malestar en la cultura”, sino de los descendientes … el parricidio, moneda de cambio del antiguo filicidio.
El enigma masoquístico
El masoquismo tiene su punto de máxima fijación en la zona sádico anal, en el área que accedió a la relación objetal con el padre, por el que se desprende de la díada materno-filial, de la etapa oral. El tubo digestivo corresponde al aparato urogenital arcaico, semejante al de varias especies animales. Desde el que es posible entroncar dicho concepto con las teorías sexuales infantiles, en las cuales el vómito de la embarazada, por ejemplo, no es más que un acto por fuera de la conciencia para desprenderse del embrión en las primeras semanas del embarazo. Siendo el ano, el lugar de salida para el feto ya listo para el nacimiento, otra de las teorías; la causa por la que sería razonable pensar a la etapa anal inaugurando el pasaje del instinto a la pulsión.
En el interesante escrito freudiano “Panorama de las neurosis de transferencia”, nunca incorporado a las obras completas, Freud habla del período de la glaciación que permitió la transformación – la hominización- en las cavernas de hibernación, a numerosas generaciones de unos típicos primates. De los que derivó el homínido, originándose la “hominización” de tal variedad. Del que luego de otros cambios se convirtió en el humano, debiendo transitar en esa época, por procesos de transformación hacia la inauguración del “objeto”, estímulo del paso del instinto a la pulsión. Coincidente con la psicología del desarrollo infantil, con la aparición del objeto total en dicha etapa (la anal) y a la madre deslindada del sí propio, siendo el padre el objeto que atrae en ese momento la libido del bebé. Desde su posición pasiva, iniciándose la segunda etapa evolutiva, que probablemente ocurrió en las cavernas de la glaciación cuando el padre irrumpe en la díada materno filial. De la que proviene la fantasía de ser “devorado”, “golpeado”, “castrado”, “poseído”, como bien rotula Freud en el idioma alemán el artículo “Pegan a un niño”, en “Un niño es azotado” …
Siendo el erotismo de la zona anal, la génesis del proceso de humanización, que Freud avala al inicio del capítulo VII de “Hombre de los lobos” en el párrafo: …” Los analistas están de acuerdo desde hace tiempo en que las múltiples mociones pulsionales que se resumen bajo la designación de “erotismo anal” poseen una extraordinaria significación, que nunca se estimará bastante, para el edificio de la vida sexual y de la actividad anímica en general”.
El motivo que alumbra el origen del masoquismo erógeno como un “testigo”, un “relicto”, un monumento de la ocasión de la liga entre “Eros” y “Pulsión de muerte”, de 1924 en el “Problema económico del masoquismo”. Siendo la clínica una muestra de las numerosas circunstancias dolorosas, y de profunda aflicción, tanto anímicas como somáticas, del cuadro masoquista. En favor de los “schemas” que, como categorías filosóficas, ordenan el devenir humano, probando la “existencia autónoma del esquema” por sobre el vivenciar individual al finalizar el historial de “Hombre de los lobos”
Capítulo IX que culmina con el concepto necesario de copiar para terminar de descifrar el enigma masoquista. Al hablar del saber instintivo de los animales Freud explicita …” Si también existiera un patrimonio instintivo de esa índole, no sería asombroso que recayera muy especialmente en los procesos de la vida sexual, si bien no podría estar limitado a ella. Eso instintivo sería el núcleo de lo inconsciente, una actividad mental primitiva que luego la razón de la humanidad _ a esta razón es preciso adquirirla_ destrona, superponiéndosele, pero con harta frecuencia, quizás en todas las personas, conserva la fuerza suficiente para atraer sobre sí los procesos anímicos superiores”
La bibliografía psicoanalítica existente, y las suposiciones acerca de los orígenes de la humanidad, desembocan en las fantasías filogenéticas de diversos autores incluido Freud en “Panorama de la neurosis de transferencia”. A los que se suman los hallazgos en la clínica, a propósito de las intensas regresiones psicopatológicas de la neurosis, las actuaciones provenientes del ello al servicio de la repetición- rememoración por fuera del yo y de la transferencia en la persona del analista. Recreación de figuras míticas de la madre terrorífica y del jefe o padre de la horda, proveniente de los tiempos inmemoriales en que ciertos primates, transformados en homínidos por el mecanismo de la supervivencia necesitó al objeto y la transformación del instinto en pulsión, para perdurar hasta el presente.
Bibliografía:
Bidondo, Ana María del Pilar: (2021) Rememoración. Diccionario de Psicoanálisis Argentino. Vol. III.Bs.As.2021
Cesio, Fidias: (2010) Actual neurosis. Ed. La peste.Bs.A.2010
Freud Sigmund: (1905) Tres ensayos de teoría sexual E.A. Vol. VII
- (1915) Panorama de las neurosis de transferencia. Carta a Ferenczi, no publicada en Obras Completas
- (1918) De la historia de una neurosis infantil. E. A. Vol. XVII
- (1919) Pegan a un niño. E.A. Vol. XVII
- (1924) El problema económico del masoquismo. E.A. Vol. XIX
- (1930) El malestar en la cultura. E.A. Vol. XXI
Giménez Noble, Félix.: (2021) El enigma de la reelaboración. Ed. Biebel. Bs.As.
Autora:
Ana María del Pilar Bidondo, APA
Descriptores: MASOQUISMO / MASOQUISMO ERÓGENO / PULSIÓN / MATERNIDAD / MASOQUISMO FEMENINO / CASTIGO / FILOGENIA
Directora: Mirta Goldstein de Vainstoc
Secretario: Jorge Catelli
Colaboradores: Claudia Amburgo, José Fischbein, María Amado de Zaffore
ISSN: 2796-9576
Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Argentina
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