OnLife. La subjetividad en la era de la hiperconexión
No es ninguna novedad afirmar que la presencia -en todos los órdenes de la vida humana, de muy diversos dispositivos conectados a la web 24/7 ha determinado transformaciones radicales en formas de vida (las Lebensform en el sentido que le otorga Wittgenstein1) Algunos investigadores2 postulan incluso que estos cambios han determinado el comienzo de una nueva era, estamos transitando el tecnoceno.
Estimados colegas: parece que el antropoceno ha sido superado.
Ya en el año 2013 la Dirección General de Redes de Comunicación, Contenidos y Tecnología de la Comisión Europea, convocó a un grupo colegiado de investigadores de distintas disciplinas para analizar las mutaciones sociales resultantes de la dualidad sociedad-internet. No habia duda sobre la evidencia de movimientos sociales estructurales, y que estos se debían a la interconexión e interacción continua en la la web. Los expertos se propusieron repensar los cambios en la concepción de sujeto y sociedad (de “ser humano” más específicamente) en un momento que ya mostraba que la distinción entre online y offline como categorías separadas parecía no tener sentido. Fruto de este trabajo fue la propuesta del concepto de Onlife para designar el nuevo status quo producto de habitar simultáneamente en el espacio físico material y en el espacio virtual digital conectado a la web. Redactaron un informe el “Manifiesto Onlife. Ser humano en la era de la hiperconexión” cuya propuesta partió de la base de que debía repensarse el armazón conceptual existente y adecuarlo para poder afrontar los nuevos desafíos que plantea la omnipresencia de tecnología digital conectada a internet.
Hace algunos (pocos) años las herramientas de inteligencia artificial (IA) vinieron a completar esta nueva realidad OnLife. Algoritmos mediante gobiernan en todos los motores de búsqueda (entre muchas otras cosas). Esto quiere decir que deciden todas las respuestas que obtenemos en la web: determinan lo que vemos, leemos, encontramos mientras “navegamos internet”. Y esas respuestas están alineadas con nuestros intereses, nuestros gustos, nuestros hábitos, nuestras preferencias, es así porque surgen de las huellas de todas las acciones que realizamos conectados a la red. Cada gesto nuestro se traduce en datos que se registran y con ellos codifican e interpretan quienes somos. Saben de nosotros: almacenan una suerte de memoria nuestra devenida información digital computable y analizable. Y, ademas, nos ofrecen cada vez más y mas sofisticados asistentes digitales que orientan elecciones y decisiones en todos los ordenes de la vida. Así las cosas en esta realidad OnLife.
La construcción de subjetividades acontece ahora en esta nueva reralidad OnLife, lo observamos cada día en prácticamente todas las actividades en las que participamos, aún (y sobre todo) en las esferas más íntimas, lo escuchamos en la clínica en escenas relatadas que muchas veces son opacas, en las que “los códigos” que marcan el sentido que tiene lo expresado se presentan en neo-lenguajes que debemos aprender, porque sino su interpretación no será posible. Lo inconsciente ha tomado nuevas figuras en las que se expresa. Lo que nos llega a través de las pantallas ha instalado nuevos espacios de despliegue pulsional. Privilegiados espacios de despliegue pulsional. Y en esos espacios -por la naturaleza misma de su constitución, cambia el sistema semiótico y los mismos valores no se atribuyen a los mismos signos.
¿Debemos pensar entonces que el mundo exterior y, consecuentemente, el principio de realidad han adquirido nuevas formas? ¿Son discriminables de las que definió Freud? ¿En qué aspectos? ¿Debemos redefinir los lazos sociales, el “estar o compartir con otros”?
Ser humano es algo que ahora muestra puede mutar, lo que nos distinguía de lo natural vivo y de lo no viviente natural o artificial se ha reconfigurado.
¿Cómo trabajar psicoanalíticamente en esta nueva realidad OnLife?
En el equipo de edición de La Época debatimos respecto a las modificaciones del tablero clínico y consecuentemente teórico del psicoanálisis que impone esta nueva cultura Onlife,
cuyas transformaciones tienen consecuencias subjetivas, culturales, sociales, políticas.
Como siempre en este encuentro dejamos abiertas preguntas, esperamos que en la lectura de los artículos encuentren alguna respuesta, siempre provisoria, que nos anime a seguir indagando. Les invitamos a leer este nuevo número de La Época.
1. El propio Wittgenstein (1969:359) considera la forma de vida como algo “que yace más allá de lo justificado y lo injustificado; como, por decirlo de algún modo, algo animal”. Wittgenstein, L (1969/2000): Sobre la certeza, Barcelona, Gedisa.
2. Costa, Flavia (2021), Tecnoceno. Algoritmos, biohackers y nuevas formas de vida. Taurus.
Autora:
Roxana Meygide Schargorodosky, APA
Directora: Lic. Meygide de Schargorodsky, Roxana
Secretaria: Dra. Tripcevich Piovano, Gladis Mabel
Colaboradores: Lic. Felman, Fanny Beatriz, Dr. Corra, Gustavo Osvaldo
ISSN: 2796-9576
Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Argentina
Presidenta: Dra. Rosa Mirta Goldstein
Vice-Presidente: Lic. Azucena Tramontano
Secretario: Lic. Juan Pinetta
Secretaria Científico: Dr. Marcelo Toyos
Tesorera: Dra. Mirta Noemí Cohen
Vocales: Lic. Laura Escapa, Lic. Jorge Catelli, Lic. Silvia Chamorro, Mag. Perla Frenkel, Lic. Gabriela Hirschl, Lic. Silvia Koval, Lic. Liliana Pedrón