El malestar en La cultura On-Life
Diciembre 2025 - ISSN 2796-9576
Nota Editorial

Editorial

Roxana Meygide Schargorodsky
Roxana Meygide Schargorodsky

Hoy la cultura se encuentra atravesada -en todos sus aspectos- por los instrumentos, medios y dispositivos que pone a nuestra disposición la tecnología digital, frente a esto nos preguntamos:  ¿Cuáles son los parámetros con los que tenemos que estudiarla? Nos ofrece herramientas poderosas que han modificado sustancialmente nuestro día a día, También somos testigos de que genera malestares, lo somos dentro y fuera del consultorio. 

¿“Por qué es tan difícil para los seres humanos conseguir la dicha?”

Freud, “El malestar en la cultura”.

Freud escribe “El malestar en la cultura” en 1929, en el tenso contexto del período entreguerras. 1929 es también el año en que se produce en el crack de la bolsa en Estados Unidos y el año en que aparece el último manifiesto surrealista. Sin embargo, el alcance de su diagnóstico excede las circunstancias históricas inmediatas en las que fue escrito. 

Freud reconoce que el malestar es una condición estructural de la vida en sociedad, nos dice: “Se descubrió que el ser humano se vuelve neurótico porque no puede soportar la medida de frustración que la sociedad le impone en aras de sus ideales culturales” [Freud,1930:86]. De esta forma, la cultura —aquello que nos protege y organiza la vida en común— es también lo que nos somete a demandas que se convierten en fuente de malestares. 

La vida ha cambiado radicalmente en este último siglo. Quizás el cambio más esencial es que hoy se desarrolla en un entorno social híbrido que Floridi (2015) denomina onlife, donde lo físico y lo virtual se integran de manera indisociable. No obstante, vemos que el planteo freudiano mantiene su vigencia: su lógica estructural persiste. Surge entonces la pregunta: ¿cómo se expresa el malestar en la cultura en el siglo XXI? ¿Qué nuevas formas adopta en un mundo marcado por la hiperconexión digital y saturado de estímulos?

La cultura OnLife no elimina el malestar: lo transforma, lo digitaliza, lo estetiza. El ecosistema digital se presenta como un espacio donde la satisfacción inmediata pareciera estar a “sólo un clic de distancia” ¿Qué es lo que produce que esto suceda? 

Tentando responder a esa pregunta podemos pensar que una de las razones centrales es que las interfases por las que accedemos al universo on-line son, siempre, visuales “Todo entra por los ojos”. Y lo que entra por los ojos, sabemos, no es sólo lo que está disponible a ser visto, sino aquello que captura nuestra atención. Freud en “tres ensayos” dirá que “La impresión óptica sigue siendo el camino más frecuente por el cual se despierta la excitación libidinosa” (Freud,1905:142).  La pulsión escópica encuentra en las pantallas un territorio privilegiado, allí impera el “mirar, mirarse, ser mirado” que describe Freud. Nos preguntamos también: ¿Hay también en esto un plus de goce que pueda permitirnos pensar que las pantallas pueden instituirse como una modalidad del objeto a? (Lacan 1968/1969) (1) . El camino a quedar capturados en la expectativa de que la satisfacción llegará pareciera estar allanado. 

Esta es quizás una de las claves que nos puede permitir comprender muchas de las experiencias que derraman al exceso: exceso de conectividad, exceso de estímulo, exceso de visibilidad. Aquello que provenía de un Otro que podía ofrecer o denegar, que nos obligaba a intercambiar y negociar, a aceptar los límites y la falta, hoy las pantallas lo muestran como una oferta posible “a libre demanda”. Y esto, sabemos, tiene consecuencias en la construcción de subjetividades.

El malestar en la cultura es trabajo de una enorme extensión y profundidad, analizarlo a la Luz de los cambios producidos por la cultura OnLife, merece un estudio igualmente profundo y extenso.  Haremos aquí algunas primeras reflexiones en diálogo con algunas propuestas del texto freudiano.

Señala tres fuentes del sufrimiento: “la hiperpotencia de la naturaleza, la fragilidad de nuestro cuerpo y la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los hombres en la familia, el Estado y la sociedad” [Ibid:85]. Hoy cada una parece haberse reversionado: Con el cuerpo se reniega su fragilidad y aparece como ícono privilegiado por el culto a la autoimagen (las selfis son sólo un ejemplo de esto): muéstrate, se visible, que te vean bello, distinto, feliz, o sea exitoso. Que tu imagen se vea deseable y así la mirada del Otro virtual te validará con sus “likes” y “seguidores”, vemos que esto se torna un mandato superyoico para muchos. Las amenazas provenientes del mundo exterior no han cesado y se han visto incrementadas por las consecuencias del cambio climático provocado por la propia acción humana. En relación con los vínculos con otros, Freud remarca especialmente la inclinación agresiva humana: “detrás de esta fuente de sufrimiento podría esconderse un bloque de la naturaleza invencible; esta vez, de nuestra propia complexión psíquica” [Ibid:85]. Hoy los lazos sociales se ven reorganizados en muchos de sus aspectos por plataformas donde el estar con otros se regula mediante parámetros algorítmicos, son espacios donde las rivalidades y la agresión pueden expresarse sin que impere una ley consensuada y compartida, y frente a los cuales la justicia suele no poder actuar o llegar demasiado tarde. 

Refiriéndose a los adelantos que la técnica pone a nuestro alcance, nos dice que “El hombre se ha convertido en una suerte de diosprótesis, por así decir, verdaderamente grandioso cuando se coloca todos sus órganos auxiliares”[Íbid:90]. Nos puede parecer asombrosa la vigencia que cobra este señalamiento cuando lo proyectamos sobre el escenario de posibilidades que nos ofrecen hoy las herramientas digitales, nuestros órganos auxiliares virtuales (sobre todo la IA). Estos se ofrecen como prótesis inigualables para poder alcanzar las dos metas concluyente que Freud postula(2), como “el resorte de todas las actividades humanas”: la utilidad y la ganancia de placer, ambos son quizás los ingredientes esenciales de lo que nos ofrece el mundo on-line. Esto también invita a ser pensado como otro de los motivos por los cuales podemos afirmar que la realidad se ha reconfigurado y la vida transcurre On-life. 

Quizás la actualidad de Freud resida precisamente en esta constatación: el malestar no es un defecto corregible, sino la huella persistente de nuestra condición humana. Cada época lo reviste con nuevos ropajes, pero su núcleo permanece. Y es en ese punto —allí donde el sujeto se confronta con lo imposible de la felicidad— donde el psicoanálisis introduce la posibilidad de abrir un hiato, de reinscribir un límite donde el goce empuja a la saturación. Frente a la sobreabundancia de objetos y ofertas de satisfacción inmediata, la apuesta es crear un espacio donde la palabra restituya la dimensión simbólica, abrir un espacio para pensar, hablar y tramitar aquello que la cultura, una y otra vez, exige. Les invitamos a leer los aportes que cada uno de los escritos nos proponen en este nuevo número de La Época.

Referencias 

(1) Lacan en su Seminario “De un Otro al otro” introduce el objeto a en su función de plus de gozar.

(2) Freud indica en el malestar en la cultura que: “suponemos, con la máxima generalidad, que el resorte de todas las actividades humanas es alcanzar dos metas confluyentes, la utilidad y la ganancia de placer” (Freud, 1930, pag. 92)

Bibliografía

Floridi, L. (2015). The onlife manifesto: Being human in a hyperconnected era. Londres, Springer Ed. https://doi.org/10.1007/978-3-319-04093-6

Freud, S.: (1905/1992): “Tres ensayos de teoría sexual” en OOCC tomo VII. Buenos Aires, Amorrortu Ed. 

Freud, S. (1930/1992). “El malestar en la cultura” en: OOCC tomo XXI. Buenos Aires, Amorrortu Ed. 

Lacan, J (1970: "De un Otro al otro” (1968-1969), en: El Seminario. Libro XVI. El reverso del psicoanálisis (Seminario XVI). Barcelona, Paidós Ed.

Turkle, S. (2011): Alone together: Why we expect more from technology and less from each other. New York, Basic Books.

Zuboff, S. (2019). The age of surveillance capitalism: The fight for a human future. Washington, PublicAffairs.

 Autora:

Roxana Meygide Schargorodosky, APA

 

Directora: Lic. Roxana Meygide de Schargorodsky

Secretaria: Dra. Gladis Mabel Tripcevich Piovano

Colaboradores: Lic. Fanny Beatriz Felman,  Dr. Gustavo OsvaldoCorra, 

ISSN: 2796-9576

Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis  de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Presidenta: Dra. Rosa Mirta Goldstein
Vice-Presidente: Lic. Azucena Tramontano
Secretario: Lic. Juan Pinetta
Secretaria Científico: Dr. Marcelo Toyos
Tesorera: Dra. Mirta Noemí Cohen
Vocales: Lic. Laura Escapa, Lic. Jorge Catelli, Lic. Silvia Chamorro, Mag. Perla Frenkel, Lic. Gabriela Hirschl, Lic. Silvia Koval, Lic. Liliana Pedrón