Del “Agieren” freudiano al acto analítico. Las dimensiones del acto.”
Junio 2022 - ISSN 2796-9576
Textos breves

Acting, pasaje al acto, acto del analista

Mirta Goldstein
Mirta Goldstein

me dicen
tienes la vida por delante
pero yo miro
y no veo nada
Futuro, de Alejandra Pizarnik (Argentina)

(https://www.ejemplos.co/20-ejemplos-de-poemas-cortos/#ixzz7Syg3A2og)

El poema de Alejandra Pizarnik, devela como la escritura retrasa la incidencia de la pulsión de muerte. No hay deseo de vivir sin angustia y a la vez con tanta angustia no es posible vivir. Por este motivo y con el fin de ubicar la intervención de la angustia en análisis y su tramitación fallida por el acting, el pasaje al acto, y las melancolizaciones, me pareció pertinente partir de una viñeta que diera cuenta de lo posible e imposible de los análisis.

Reconozco que es difícil pensar que la angustia se tramita en el acting y en el pasaje al acto pues estos fenómenos son considerados, generalmente, de modo negativo y en algunas ocasiones se los leyó como fracasos en las conducciones de las curas; propongo leerlos desde otra perspectiva.

No hay análisis sin angustia y los destinos de la angustia son variados y difíciles de predecir. El sueño, el síntoma, el acting, el pasaje al acto, la organicidad y el acto analítico constituyen las variedades en que la angustia se tramita, aunque en algunos casos con menor grado de simbolización que en otros. El grado de simbolización es importante porque revela la posición del sujeto en el discurso; la caída del sujeto equivale a su identificación total con el objeto desechable y a la invasión de la angustia sin límite por el deshacimiento del fantasma en lo simbólico. Cuando la melancolización no encuentra limite, el pasaje al acto es inminente. Solo el acto analítico, que le otorga continuidad al análisis, hace de contención a la angustia desbordante.

Los analistas sentimos a veces pánico al acto, y ello contribuye a que la angustia invada la transferencia recíproca, del analizante y del analista, quienes en esos casos padecen del retorno de lo reprimido y lo escindido. El acto analítico resulta salvador de la transferencia simbólica la que depende de la continuidad del deseo del analista y de su acto. No siempre el acto es un hacer, a veces el silencio y el acompañamiento, acotan el dolor psíquico.

Una analizante logra dejar de consumir drogas pesadas y lleva varios meses seca. Su familia la ha abandonado por no poder admitir su adicción ni acompañar el sufrimiento psíquico anterior y posterior al consumo. Al quedar en la calle se une a un grupo de danza-teatro que la contiene y la ayuda con la “limpieza” o crisis de abstinencia. Estos pares le ofrecen fraternidad y la posibilidad de un acto del sujeto lo cual nos conduce a distinguir entre acto del sujeto y acto del analista.

Con mucha dificultad sostiene las sesiones gracias a que el grupo actúa a la gorra y así logra mantenerse. Tras algunos meses, el grupo actoral monta un espectáculo bastante atrevido y desenfrenado en el cual ella funciona como estrella principal en un monólogo que implícitamente relata la fragmentación de su imagen corporal durante la adicción y durante la abstinencia. Los efectos especiales que la tecnología les brinda, convierten al espectáculo en un multimedia que intercepta todos los sentidos y, principalmente, le ofrecen las herramientas para dar a ver la fragmentación de la imagen y la percepción de sí. La presentación en un parque de la ciudad, para la cual obtienen permisos formales escritos, adquiere carácter legal y dimensión simbólica, lo que lleva a la muchacha a invitar a su analista a ver la obra que pasa así de “callejera” a quedar incluida en la programación oficial. La producción de estos artistas y de ella misma, queda inscripta en un programa que los saca, aunque más no sea transitoriamente, de la calle.

Ante la invitación la analista se debate si concurrir o no, más cualquiera de las decisiones la hacen sentir culpable. Finalmente concurre no sin angustia por traicionar la neutralidad rígidamente concebida en su formación y preguntándose si concurrir no sería un acting analítico por lo cual pide una supervisión.

La supervisión tiene la función de rescatar lo que hay de sublimación y de suplencia en la puesta en escena de la analizante y lo que hay de acto analítico en concurrir a la función. El arte callejero es lo que esta analizante sabe hacer con su fantasma y su imagen corporal; sin embargo, al estar en análisis ¿se convierte en una mostración para la analista o la “oficialidad” le brinda un marco simbólico que produce un punto de inflexión en la transferencia?

La obra que la analizante presenta es un unipersonal rico en fragmentos de imágenes superpuestas a la manera de un sueño en el cual el cuerpo expresa, rítmicamente, sonidos primarios; los monólogos envían un mensaje transferencial a ser descifrado parte por parte, pues pueden interpretarse como de contenido mayormente lésbico o de reclamo de amor a su madre.

La pregunta respecto de la transferencia es crucial ya que la escenificación pone al descubierto algo pulsional: mirar- ser mirada, darse a la mirada y al mismo tiempo ser aprobada por una mirada parental neutral. En este contexto lo que denomino neutral adquiere la significación de no ambivalente y no prejuzgante.

La referencia transferencial es bastante habitual en los analizantes que exhiben sus performances, luego puede ser comprendida como acting, como enactment, como escena dentro de la escena o como la “otra escena”. Cualquier apresuramiento en la comprensión cierra el horizonte analítico.

La mostración es correlato del acting y, paradojalmente, el acting lo es de lo no dicho que se repite, pero que, sin embargo, algo liga en la repetición.

Tanto la transferencia como la repetición tienen facetas reales de primacía de la angustia, facetas imaginarias donde priman los fantasmas y fantasías, y facetas simbólicas en las cuales adquiere relevancia la implicación subjetiva con los significantes que determinaron al sujeto.

En este caso la analizante se nombra como artista callejera. ¿Callejera, alude a su posición sexual en un fantasma de prostitución? ¿Se identifica a lo tirado en la calle? El fantasma fundamental es una frase que se constituye en el argumento princeps de la repetición; articula el deseo neurótico: insatisfecho, precavido o demorado y lo que resta de goce. Deshacer este acople entre repetición y fantasma es la dificultad mayor de una cura analítica por el cuantum de angustia que moviliza.

En muchos casos la neutralidad del lado del analista, o sea no satisfacer la demanda, logra contrariar el goce que se esconde tras la repetición, en otros casos la no neutralidad puede estar al servicio del acto analítico que relanza la división subjetiva y la elaboración de la angustia de castración. La analizante, bajo la mirada neutral pero de reconocimiento de la analista, pasa de arrojada a la calle por sus padres, a actriz callejera contenida y alojada en análisis y por sus compañeros.

Si concurrir al show para algunos rompe la neutralidad y la abstinencia, al producir un alojamiento en la transferencia y cambio en la posición subjetiva, se convierte en acto analítico.

El así llamado “acto del analista” marca un corte en la repetición y anuda los tiempos crono-lógicos del sujeto y los tiempos de las transferencias de modo tal que lo real, imaginario y simbólico sigan anudados y estabilizados. La estabilidad a la que aludo no es homeostasis, sino que lo simbólico actúa como ordenador psíquico. Pensemos que lo simbólico puede quedar invadido por la angustia y eso ocurre en el pasaje al acto, en los ataques de pánico, en la puesta en riesgo de la vida de algunos jóvenes.

La escucha analítica del significante, relanza el análisis; el trabajo con el significante “calle - (j) - era”, transforma la era de la calle en un lugar y en hábitat, lo callado en algo posible de decirse y la calle pasa de territorio del desecho humano, a territorio analítico. “Calle (j) era” es un significante del Nombre del Padre. ¿Qué calla esta analizante que solo puede ser mostrado para ligarse? ¿Calla o es imposible de decir?

El acto se significa a posteriori, pero, principalmente requiere de una nueva operación: algo más hay que hacer con el acto, en este caso reubicarlo en la transferencia poniéndole palabras.

La puesta en escena como obra ante un público, resta goce, sublima y eso mismo la diferencia del pasaje al acto como salida de la escena e identificación al objeto desechable. Algo del acto callejero anuda parte de la historia de la analizante y algo resta como Real.

De objeto resto en el fantasma callejera, la analizante comienza un camino subjetivante que habrá que constatarlo a posteriori.

En 1914, Freud escribió en "Recuerdo, repetición y elaboración" … "el analizado no recuerda nada de lo olvidado o reprimido, sino que lo vive de nuevo, No lo reproduce como recuerdo sino como acto; lo repite sin saber, naturalmente, que lo repite" (S.E. XII, pp. 150). ¿Qué se repiten? Las identificaciones con las series maternas y paternas, las frustraciones del amor, las impotencias que arrastran al castigo del Superyó.

El acting tramita la angustia y la eleva a “escena” pues de lo contrario el sujeto se pierde al perderse su anclaje en el Otro y en la imagen especular. Justamente el pánico acecha por la emergencia del cuerpo fragmentado si la angustia no se liga, aunque más no sea a la repetición o Agieren freudiano.

¿Cómo definir el acto del analista? Como aquello que, a posteriori, constata que se produjo un cambio en la posición subjetiva y se tramita la angustia que ya no inunda lo imaginario-simbólico, sino que permite la restauración del Otro como castrado.

Autora:

Mirta Goldstein, APA

Descriptores: ACTO / ANGUSTIA / ACTUACIÓN / PASAJE AL ACTO

Directora: Mirta Goldstein de Vainstoc
Secretario: Jorge Catelli
Colaboradores: Claudia Amburgo,
José Fischbein,
María Amado de Zaffore

ISSN: 2796-9576

Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis  de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Presidenta: Dra. María Gabriela Goldstein
Vice-Presidente: Dr. Eduardo Safdie
Secretario: Dr. Adolfo Benjamín
Secretaria Científica: Lic. Cristina Rosas Salas
Tesorero: Dr. S. Guillermo Bruschtein
Vocales: Dr. Carlos Federico Weisse, Dra. Leonor Marta Valenti de Greif, Lic. Mario Cóccaro, Psic. Patricia Latosinski, Lic. Roxana Meygide de Schargorodsky, Lic. Susana Stella Gorris.