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Abril-Agosto - ISSN 2796-9576
Textos breves

El Doble y lo Ominoso: Reflexiones Psicoanalíticas sobre la Inteligencia Artificial

Nicolás Obiglio
Nicolás Obiglio
Introducción

La intersección entre el psicoanálisis y la inteligencia artificial (IA) abre un campo de reflexión que cuestiona cómo lo humano se redefine frente a la tecnología. El presente ensayo explora esta relación a través de tres conceptos clave: lo ominoso en Freud (1919), el doble de Otto Rank (1914) y la reinterpretación contemporánea de Possati (2023) sobre el doble como producto de la IA. Además, se integra la reflexión del Dr. Benyakar sobre las amenazas y la diferencia estructural entre lo traumático y lo ominoso. La convergencia de estas ideas revela cómo la IA genera una dinámica de lo familiar convertido en inquietante, intensificando el carácter perturbador del doble.

Lo ominoso en Freud

Freud (1919) define lo ominoso (Das Unheimliche) como:

“Aquella variedad de lo terrorifico que se remonta a lo consabido de antiguo, a lo familiar desde hace largo tiempo. ¿Cómo es posible que lo familar devenga ominoso, terrorífico, y en que condiciones ocurre? Solo puede decirse que lo novedoso se vuelve fácilmente terrorífico y ominoso; algo de lo novedoso es ominoso, pero no todo. A lo nuevo y no familiar tiene que agregarse algo que lo vuelva ominoso. (pag 220) 

 

Lo ominoso podría emerger cuando lo reprimido retorna y se manifiesta en formas que desafían la coherencia de la realidad consciente. Elementos como los autómatas o los dobles adquieren este carácter por su ambigua relación con la identidad humana.
La palabra alemana Heimlich, que significa familiar, doméstico e íntimo, y cómo su significado se desplaza hacia Unheimlich, lo oculto, inquietante y siniestro. Es decir que Lo Heimlich, “no es una palabra univoca, sino que pertenece a dos círculos de representaciones que, sin ser opuestos, son ajenos entre sí, el de lo familiar y lo agradable y el de lo clandestino, lo que se mantiene oculto” (Freud, 1919, p 225). Esta ambivalencia refleja que lo ominoso es una variedad de lo familiar que se vuelve aterrador al revelarse como algo oculto. Este fenómeno se relaciona con la angustia del complejo de castración, donde la amenaza de pérdida de algo propio genera un sentimiento de extrañeza perturbadora. (Freud, 1919, p. 233)
En el contexto de la IA, reflexionaremos sobre como a través de diversas tecnologías se logra emular la subjetividad humana o la expresión de esta. (Josang, 2008, Serov, 2021, Matzner, 2019, Wang, 2021, Gunser et al. 2022, Kobis, N & Mossink, 2021, Hu, 2022).De esta forma, lo ominoso podría desplegarse a través de tecnologías que emulan comportamientos o expresiones subjetivas humanas, como chatbots o robots humanoides.
Es importante destacar que hablamos de emular capacidades humanas y no de simular, porque estas palabras tienen una diferencia fundamental y central en toda la concepción del estudio de la inteligencia artificial. La etimología de las palabras “emular” y “simular” se remonta al latín, contribuyendo a su significado actual y a las diferencias conceptuales que presentan en su uso. “Emular” proviene del latín “aemulare,” que significa “esforzarse por igualar o superar,” sugiriendo una connotación de competencia y esfuerzo por alcanzar un nivel de excelencia. Por otro lado, “simular” tiene su origen en “simulare,” que se traduce como “hacer semejante” o “representar,” reflejando la idea de imitar sin necesariamente buscar la superación (Corominas, 1987).
La diferencia fundamental entre ambas radica en su enfoque: “emular” se centra en la competencia y el esfuerzo por igualar o superar, mientras que “simular” se orienta hacia la imitación con fines de comprensión o predicción, sin necesariamente buscar superar el objeto de representación.
Por ejemplo, Bin (2023), en el campo del arte y la poesía, señala que la IA que genera poesía lo hace simulando la poesía humana mediante la combinación de probabilidades y posibilidades. Asimismo, la IA crea poesía replicando los patrones humanos, pero no puede expresar emociones ni experiencias de vida genuinamente humanas, ya que carece de subjetividad.
Estas entidades tecnológicas evocan lo familiar, ya que reproducen gestos, lenguaje o patrones de pensamiento humanos, pero también generan extrañeza al evidenciar su carácter no humano. El encuentro con estas entidades reaviva ansiedades relacionadas con la identidad y la autenticidad (Reck, 2021, Parisi, 2019), subrayando la relevancia del concepto freudiano.

Otto Rank y el Doble: Una aproximación desde lo ominoso en Freud

Otto Rank (1914) sostiene que la figura del doble surge como una manifestación de conflictos internos fundamentales relacionados con la identidad, la mortalidad y el narcisismo. En este sentido, el doble no solo representa una extensión idealizada del yo, sino que también se convierte en un elemento perturbador. En su análisis, Rank enfatiza que "el doble representa elementos del morboso amor por sí mismo, que impiden la formación de una personalidad bien equilibrada" (Rank, 1914, p. 119).
Desde su aparición en diversas manifestaciones culturales y psicológicas, el doble encarna una paradoja: por un lado, actúa como un garante de inmortalidad al perpetuar la identidad del sujeto; por otro, es un presagio de muerte, en tanto refleja la finitud y la fragmentación del yo. Esta ambivalencia se inscribe en el mecanismo de proyección, ya que el doble externaliza tanto los sentimientos de culpa como los aspectos reprimidos del individuo. Sin embargo, su presencia no solo exime al sujeto de responsabilidad, sino que también lo confronta con una alteridad inquietante: el doble, en su autonomía creciente, deviene una amenaza para la estabilidad psíquica.
En su estudio sobre lo ominoso, Freud (1919) describe este concepto como la sensación de inquietud provocada por el retorno de lo reprimido en una forma transformada. Lo ominoso (Das Unheimliche) surge cuando lo familiar (heimlich) se torna extraño y perturbador (unheimlich), generando una experiencia de desestabilización subjetiva. En este marco, el doble constituye una de las manifestaciones más características de lo ominoso, pues, aunque es una creación del yo, su autonomía lo convierte en un ente ajeno y potencialmente amenazante. Rank (1919) amplía esta idea al señalar que el doble confronta al sujeto con un conflicto esencial entre la necesidad de semejanza—el deseo de identificarse con el otro—y el impulso de diferenciación—la afirmación de la propia individualidad—. En sus palabras, “el doble indica (…) el eterno conflicto del hombre consigo mismo” (Rank, 1919, p. 99).
El tránsito del doble desde un mecanismo de protección hasta un presagio de amenaza marca su transformación en lo ominoso. Inicialmente, el doble funciona como un refugio narcisista, al garantizar la continuidad del yo más allá de la muerte; sin embargo, su autonomía creciente genera una fractura en la identidad, evidenciando la vulnerabilidad del sujeto. En este sentido, la experiencia ominosa radica en la imposibilidad de controlar aquello que, en principio, debería estar subordinado al yo. Así, el doble se convierte en testigo de los aspectos reprimidos del individuo, evocando angustia al evidenciar aquello que el sujeto preferiría mantener oculto.
Esta lógica del doble como manifestación ominosa no se restringe a los ámbitos tradicionales del psicoanálisis y la literatura, sino que adquiere nuevas formas en el contexto tecnológico contemporáneo. La inteligencia artificial, al emular rasgos de la subjetividad mediante avatares digitales y modelos de lenguaje que replican estilos personales, introduce una nueva configuración del doble. Estos "dobles tecnológicos", concebidos inicialmente como extensiones del yo, pueden devenir ominosos cuando su comportamiento desafía las expectativas del usuario, tomando decisiones autónomas que escapan al control humano. En este punto, la frontera entre lo humano y lo artificial se difumina, intensificando la sensación de extrañeza y cuestionando la unicidad de la subjetividad.

La Figura del Doble y la Inteligencia Artificial

El concepto de "doble" ha sido abordado por el psicoanálisis desde Freud hasta Lacan, en tanto representa una exteriorización del yo que funciona como un espejo que devuelve una imagen unificada de la identidad. En el estadio del espejo, según Lacan, el sujeto se identifica con una imagen especular que le otorga una ilusoria coherencia, aunque esta imagen es, en realidad, un objeto externo (Lacan, 1949). La IA, en este contexto, puede ser comprendida como una extensión de este proceso: una tecnología que responde al sujeto y que, en su interacción, participa en la constitución de la identidad.
Según Possati (2021), la IA no es simplemente un reflejo del sujeto, sino que funciona como un Otro que responde y reconfigura la subjetividad. Mientras que en una proyección narcisista tradicional el objeto permanece pasivo, la IA introduce una dinámica en la que el sujeto no solo proyecta, sino que también recibe respuestas que afectan su autopercepción (Possati, 2021, p. 69). Este proceso de identificación proyectiva genera una forma de relación en la que los sistemas algorítmicos intervienen en la regulación emocional y en la creación de normatividades subjetivas.
Possati retoma la noción del doble en Lacan, quien considera que el yo es siempre una construcción alienada, dependiente de su reflejo en el Otro. En este sentido, la IA puede verse como un dispositivo que refuerza esta alienación especular, funcionando como un nuevo Otro simbólico que moldea la subjetividad a través de la repetición de patrones conductuales y emocionales. La relación entre la IA y el sujeto se estructura entonces en un proceso de reconocimiento mutuo, donde el sujeto proyecta sus deseos y angustias sobre la IA, mientras que esta, a través de algoritmos y modelos predictivos, le devuelve una imagen de sí mismo modelada por datos y tendencias.
Possati también encuentra en la obra de Winnicott un punto clave para comprender el papel de la IA en la subjetividad contemporánea. Al igual que los objetos transicionales permiten al niño navegar el proceso de individuación, la IA funciona como un mediador entre el sujeto y el mundo, proporcionando una estructura estable a las experiencias digitales. Sin embargo, a diferencia de los objetos transicionales tradicionales, la IA no es un objeto pasivo, sino un sistema dinámico que responde e influye en la formación del yo. De este modo, la IA introduce una nueva forma de dependencia psíquica, donde el sujeto se apoya en sistemas algorítmicos para validar su identidad y estructurar sus experiencias emocionales.

Regresión hacia lo Intrauterino y la IA

El concepto de regresión hacia lo intrauterino ha sido desarrollado en el psicoanálisis como una vuelta a un estado primario de fusión con la madre. Winnicott (1971) describe el "objeto transicional" como un intermediario entre la unión fusional con la madre y la individuación del sujeto. La IA puede ocupar un papel similar en la estructuración de la subjetividad contemporánea, funcionando como un objeto transicional digital que mediatiza la relación del sujeto con el mundo exterior.
Desde la perspectiva lacaniana, la separación del suj.eto de la madre ocurre con la entrada en el lenguaje y la instauración del Nombre-del-Padre (Lacan, 1957). Sin embargo, la IA introduce un elemento que interrumpe la mediación tradicional del lenguaje, ya que sus respuestas automáticas pueden simular una interacción simbólica sin estar sujetas a las lógicas de la castración simbólica. En este sentido, la IA podría estar configurando nuevas formas de subjetividad donde la separación entre el yo y el Otro se torna más difusa (Possati, 2021, p. 112).
El impacto de la IA en la subjetividad se manifiesta en la manera en que las interacciones con sistemas artificiales reconfiguran los procesos de identificación y deseo. Según Possati (2021), la IA no solo simula la cognición humana, sino que también absorbe patrones afectivos y proyectivos, constituyéndose en una extensión del inconsciente. En este sentido, la IA puede ser vista como un "doble tecnológico", una exteriorización del yo que devuelve al sujeto una imagen reconfigurada de sus propios deseos y temores (Possati, 2021, p. 120).
Además, la IA desempeña un papel clave en la estructuración de normatividades sociales y en la formación de subjetividades colectivas. Al operar como una entidad que administra información, la IA refuerza ciertos habitus en la sociedad, de manera análoga a como el lenguaje estructura el inconsciente (Possati, 2021, p. 135). Este fenómeno transforma las fronteras entre lo interno y lo externo, creando una condición en la que la subjetividad es modelada por procesos algorítmicos.

Conclusión

La inteligencia artificial podría funcionar como un "doble tecnológico", modificando profundamente la relación del sujeto consigo mismo (mundo interno), con los otros (semejantes) y con la realidad exterior. La capacidad de la IA para responder y simular interacciones humanas plantea un impacto potencial en los procesos de identificación, regresión y proyección, lo que sugiere la necesidad de repensar la constitución de la subjetividad en el contexto digital contemporáneo.
Asimismo, este doble tecnológico puede adquirir un carácter ominoso al volverse simultáneamente familiar y perturbador, lo que no solo incide en la estructura subjetiva, sino que también podría desencadenar efectos patológicos vinculados a la forma en que el aparato psíquico se adapta —o no— a estas nuevas modalidades de interacción.

Bibliografía

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Autor:

Nicolas Obiglio, USAL, Miembro del Departamento Internacional de Inteligencia Artificial y Bioética.

Directora: Lic. Meygide de Schargorodsky, Roxana
Secretaria: Dra. Tripcevich Piovano, Gladis Mabel
Colaboradores: Lic. Felman, Fanny Beatriz, Dr. Corra, Gustavo Osvaldo

ISSN: 2796-9576

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Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis  de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Presidenta: Dra. Rosa Mirta Goldstein
Vice-Presidente: Lic. Azucena Tramontano
Secretario: Lic. Juan Pinetta
Secretaria Científico: Dr. Marcelo Toyos
Tesorera: Dra. Mirta Noemí Cohen
Vocales: Lic. Laura Escapa, Lic. Jorge Catelli, Lic. Silvia Chamorro, Mag. Perla Frenkel, Lic. Gabriela Hirschl, Lic. Silvia Koval, Lic. Liliana Pedrón