La cultura On-Life. Una clave para comprender la subjetividad de la época
Abril-Agosto - ISSN 2796-9576
Ensayos psicoanalíticos

El amor y la inteligencia artificial como fetiche

María Cristina Martínez Cipolatti
María Cristina Martínez Cipolatti

“Uno de los conflictos más difíciles de solucionar en el ser humano 

es devolverle su capacidad de amar…aprender a dar y recibir”

Arminda Aberastury

Introducción

Este trabajo tiene como objetivo el tema del amor, la sexualidad y la inteligencia artificial como fetiche desde la perspectiva psicoanalítica y que representa todo un desafío en la actualidad. La humanidad enfrenta un reto que es el de la disrupción tecnológica. El avance del sistema robotizado en la última década se debe al progreso de la tecnología que utiliza la inteligencia artificial, la robótica y la mecatrónica. Desde el momento en que la robótica hizo su aparición tecnológica, el anhelo de los seres humanos fue el de erigir un robot lo más parecido a él. De ahí que sean robots con aspecto humano, a veces cubiertos de silicona que imita la piel. Los robots humanos están cada vez más desarrollados y cercanos a ser implantados en nuestra sociedad.
En el presente se asiste a una compleja avanzada tecnológica de microprocesadores y algoritmos de inteligencia artificial lo que lleva a que muchos se pregunten cómo será el día en el que la humanidad se enfrente con la idea de amar y tener relaciones íntimas con un sistema operativo de la inteligencia artificial. Algunas personas se interrogan acerca de si el software puede sentir amor, a la que responden “es probable que sí”. ¿Se puede tener sexo con un sistema operativo? Otros sostienen que lo que cambia entre un ser humano y un programa es el nivel de complejidad. Además, otros van más lejos considerando que los humanos sí pueden sentir amor por una pieza de software.
Pero, en términos de conceptualización psicoanalítica, ¿es así?
El desarrollo de la Inteligencia Artificial condujo a preguntarme si es posible el vínculo de amor entre un sujeto humano y un sistema operativo. ¿Se puede amar a una máquina? ¿Y la máquina puede amar a un sujeto? De eso trata este presente trabajo, de interrogarnos acerca de si es posible tal relación amorosa ya que los partidarios de los software plantean la posibilidad de amar a una máquina y de ser amados por ella
La inteligencia artificial es un producto de la creación humana, es una realización llevada a cabo por la inventiva del hombre. El término artificial habla de una inteligencia que no es natural, que está programada, lo que no se da en la condición humana. La capacidad cognoscitiva, específicamente humana, se caracteriza por la creatividad. El hombre crea la cultura cada vez a niveles más complejos, es el creador de símbolos. La inteligencia humana y las capacidades cognoscitivas son de asimilación y creación como sucede con la programación de la IA. Para Jean Piaget (1964) , la inteligencia es la capacidad de mantener a través de los procesos de asimilación y acomodación una constante adaptación de los esquemas del sujeto al mundo que lo rodea. Estos esquemas son las representaciones que posee o construye el sujeto del entorno en el cual se halla inmerso. En cambio, en los sistemas operativos no hay verdadero acto intelectual en términos piagetianos. Héctor Geffner (2023), uno de los referentes globales de la IA refiriéndose a las herramientas de inteligencia artificial, dice que “impresiona por la capacidad que tienen, pero por otro lado te das cuenta que no es nada parecido a la inteligencia humana, porque hay muchas cosas que están colgadas de alfileres”1

El amor en la mirada del psicoanálisis

Es complejo aproximarse a temas como el amor y la muerte. Louis Aragón (1897-1982) que escribió desde el amor y para el amor, decía que “un hombre no tiene nada más puro y más digno de ser perpetuado que su amor”. Su poema No hay ningún amor feliz, dice:

No hay amor que no aflija al par que desespera
No hay amor que no se halle mezclado a su dolor
No hay amor que no espante. No hay amor que no hiera
No hay amor que no sea de lágrimas y espera
Y el amor de la patria lo mismo que tu amor
No hay ningún amor feliz
Pero este es nuestro amor

Me apoyaré en la conceptualización psicoanalítica con respecto al amor. Freud, en Pulsiones y destinos de pulsión (1915),define el amar como la relación del yo con sus fuentes de placer. La palabra amor se aplica al vínculo del yo con su objeto sexual. Hay un primado de los genitales al servicio de la función de reproducción. Este artículo describe tres oposiciones del amar: amor/indiferencia, el amar/ser amado y el amor/odio. Luis Kancyper (1991) agregó un cuarto par de opuestos: el amor/resentimiento.
El amor, que está asociado a la satisfacción de la pulsión sexual y que es su expresión, se alimenta también de ternura. Su represión origina síntomas. En el artículo Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa, Freud se refiere a las corrientes tiernas y sensuales del amor y afirma que la reunión de ambas “es lo único que asegura una conducta amorosa plenamente normal” (Freud,1912:174). El aspecto tierno logrado en la infancia es la referencia para incorporar los componentes de la pulsión sexual lo que permite distinguir la sexualidad del amor. Si bien Freud considera una y otra vez la sexualidad como símil de amor es en Pulsiones y destinos de pulsión donde sostiene que “más bien querríamos discernir en el amar la expresión de la aspiración sexual como un todo” (Freud, 1915:105) Pero no se desdice cuando sostiene en este artículo que “el amor se alimenta de las resistencias que se oponen a la acción corporal” …”(Ibid: 106).. Freud, con su acentuada preferencia por las máximas, sostenía no ceder a las palabras “so pena de ceder a las cosas”. Llamaba la atención sobre el hecho de que se cede primero a las palabras y después, a la cosa. ¿Y cuál sería la cosa? Es justamente lo sexual o el amor en su relato inconsciente. Si se acentúa lo sexual se comprende que la sexualidad está en todas partes. La pulsión sexual en su desarrollo pasa del autoerotismo al amor de objeto y de la autonomía de las zonas erógenas a la subordinación de ellas bajo el primado de los genitales puestas al servicio de la reproducción.
El amor de objeto, ¿es sólo a los efectos de la reproducción?
La sexualidad en el amor tiene un papel preponderante, sobre todo teniendo en cuenta la aseveración de Freud que asigna a la pulsión destructiva en el carácter de pulsión por excelencia. Como instrumento del amor la sexualidad posibilita la complementariedad de los cuerpos generando “una íntima unión en la que se producen los cambios corporales y anímicos” (Freud, 1915:105) El amor neutraliza a la pulsión de muerte, la sexualidad es uno de los instrumentos. Freud, al hablar de los aspectos tiernos y sensuales del amor, considera que la reunión de ambos es lo único que asegura una conducta amorosa “normal”. El aspecto tierno alcanzado en la infancia incorpora elementos de la pulsión sexual que hace posible distinguir la sexualidad del amor. El amor, ¿involucra a la sexualidad y la sexualidad al amor? Si el amor y la sexualidad fuesen sinónimos, ¿es posible que el odio se oponga a la sexualidad? ¿Oponerse a la sexualidad no conduce a la desestructuración? Para Freud los vínculos de amor y odio no se pueden aplicar a las relaciones de las pulsiones con sus objetos sino que están relacionados con “la acción del yo-total con los suyos” (Freud, 1915). El amor proviene de la capacidad del yo para satisfacer de forma autoerótica parte de sus pulsiones. La capacidad yoica posibilita ir más allá del autoerotismo y el narcisismo.
¿Cuál es la historia por la que atraviesa la vida amorosa del ser humano?¿Cómo se opera la elección de objeto? En Tres ensayos Freud (1905), afirmó que el mamar del infante el pecho de la madre se torna paradigmático para todo vínculo de amor. A los cinco años el niño encuentra un primer objeto de amor en uno de sus progenitores. En él se habían agrupado todas las pulsiones sexuales que reclaman satisfacción. Sobreviene la represión que obliga a renunciar a la mayoría de las metas de la sexualidad infantil lo que modifica la relación con los padres. Se pone en consonancia a partir de la condición edípica.
Con respecto al amor, Freud utilizó la noción de libido para designar la energía vinculada con el amor. Después incluyó a Eros, nombre del dios griego del amor, otorgándole un lugar importante en su segunda teoría pulsional. ¿Qué representa Eros para Freud? Es lo que cuida todo lo vivo, lo que tiende a unir, designa a las pulsiones de vida, es decir, entre ellas, las pulsiones sexuales.
La comparación entre sexualidad, amor, vida y Eros, ¿conduce a pensar que el amor es vida?
Freud describió el enamoramiento que no es igual al amor. Definió el enamoramiento como “una investidura de objeto de parte de las pulsiones sexuales con el fin de alcanzar la satisfacción sexual directa, lograda la cual se extingue, es lo que se llama amor sensual, común” (Freud, 1921:105).
En el enamoramiento Freud subraya el fenómeno de la sobrestimación sexual. En sus términos se produce el siguiente espejismo: se ama sensualmente al objeto solo en virtud de sus excelencias anímicas; y lo cierto es que ocurre lo contrario, a saber, únicamente la complacencia sensual pudo conferir al objeto tales excelencias” (Freud, 1921:106).
El objeto, ¿sirve para sustituir un ideal del yo no alcanzado?
Lo que falsea es el proceso de la idealización. Ejemplo de este proceso son el enamoramiento y la hipnosis. El objeto idealizado posee todas las capacidades, virtudes anheladas por el yo. El “objeto es tratado como el yo propio” en el enamoramiento, esto afluye al objeto una medida mayor de libido narcisista (Freud, 1914:91).Freud explica el enamoramiento por el fenómeno hipnótico. En el enamoramiento el yo se empobrece, se ofrece de manera total al objeto que es dotado de todas las cualidades por el yo y “a costa del yo”, el yo tiene menos valor, menos cualidades, empobreciéndose.
En la hipnosis el hipnotizado da en relación al hipnotizador sumisión, docilidad, ausencia de crítica del enamorado en relación con el objeto de amor. Tanto en el hipnotizado como en el enamoramiento se observa la misma renuncia a toda iniciativa personal. En la relación hipnótica hay exclusión de toda relación sexual mientras que en el enamoramiento puede hallarse temporalmente excluida, pasando a ocupar un segundo lugar.
¿Este sería el caso en el cual una persona se enamora de un sistema operativo producto de la Inteligencia Artificial?

Relaciones entre el amor y la inteligencia artificial

“Que no fuiste el amor de
Mi vida, ni de mis días,
Ni de mi momento. Pero
Que te quise, y que te
Quiero, aunque estamos destinados a no ser”.
Julio Cortázar

¿Qué sucedería si los robots tuvieran sentimientos? Los robots, ¿poseen sentimientos?
Hay películas que recrean robots que parecieran tenerlos. En Blade Runner (1982), el protagonista va a la caza de replicantes, humanoides con inteligencia artificial en sus entrañas que son prácticamente indistinguibles de los seres humanos de carne y hueso. El protagonista termina enamorándose de una mujer sospechosa de ser una replicante. Blade Runner enseñó que puede ser peligroso que los robots humanoides posean conciencia.
La película Her (2013) delinea la historia de un hombre, Theodore, que trabaja en una oficina donde su tarea es escribir cartas de amor para aniversarios a solicitud de los clientes. Escribe sobre el amor pero es un solitario. Un día decide combatir su soledad instalando un sistema operativo sofisticado en su teléfono celular con el nombre de Samantha de la que termina enamorándose. En la película se plantea el hecho de que existen posibilidades de que la relación amorosa que viven Theodore y Samantha se llegue a convertir en una realidad ¿Theodore busca en la máquina el objeto que falta y lo vuelve un fetiche?
La historia de Osmosis, serie francesa de 2019,versa sobre el amor: la IA. Dos hermanos con conflictos a partir del descubrimiento de la tecnología desarrollan una aplicación que promete burlar el amor absoluto. Osmosis se denomina al software cuya finalidad es descubrir al portador el rostro de su alma gemela brindando un punto de contacto en cualquier momento y lugar. La protagonista es una mujer solitaria que observa con complicaciones para empatizar refugiándose en la realidad virtual. Inmersa en esta realidad puede llegar a rechazar el mundo real, muchas veces frustrante, si se lo compara con el mudo virtual, ¿en el cual todo es posible? ¿Crece el número de personas que se enamoran por internet o cuyas relaciones más significativas son a través de los medios virtuales?
¿Qué es lo que las personas buscan en este tipo de relación amorosa? En los chatbots más populares de la China y del Japón muchas personas conversan largas horas con Xiaolce, un sistema de inteligencia artificial que se ha convertido en uno de los más populares en esta conexión emocional en la que juega también la apariencia con que se presenta como una joven de 18 años a la que le gustan los disfraces de colegiales japonesas.
David Levy, experto en Inteligencia Artificial, ha publicado Amor y Sexo con robots: la evolución de las relaciones humanas robóticas (Levy, 2008) convencido que en 40 años humanos y robots formarán pareja. Este investigador ha creado Andy un robot que ofrece servicios como “un sistema de felación de intensidad variable”.
¿El fetichista es un usuario que hace uso de un servicio como es la máquina?
Uno de los problemas que conllevarían estas relaciones robóticas sería la fidelidad ya que los robots no diferencian entre una persona y otra. En opinión de Levy, los programas permitirían dar a los robots sentimientos como la empatía, el humor, la comprensión y el amor, no es más -afirma- que un problema tecnológico. ¿Es solamente así?
El ser humano tiene sentimientos, vivencias, experiencias, historia singular, sueños, formas del inconsciente. ¿Qué sucede con la inteligencia artificial? Por ejemplo, ¿la máquina puede soñar?

La inteligencia artificial como fetiche

El psicoanálisis ha colmado un vacío que existía en la comprensión del fetichismo, “anormalidad” que Freud incluye entre las “perversiones”. Su concepción acerca del fetiche está desarrollada a lo largo de varios de sus textos. La primera aproximación al fetichismo se encuentra en Tres ensayos de teoría sexual (Freud, 1905). En el estudio de Leonardo Da Vinci (1910) así como en el de La Gradiva (1907), se identifica la dimensión fetichista de todas las formas de perversión determinando que el encuentro con el fetiche es la reactualización “de un recuerdo precoz reprimido”. En el Hombre de las Ratas (1909) realizó una explicación acerca del vínculo del fetichismo con el placer de oler. Poco tiempo después, en Fetichismo (1927:144) afirmó que “el fetiche ocupa el lugar del pene faltante de la mujer”
¿Cómo entiende Freud el fetiche? En Tres ensayos… pone en marcha su investigación sobre el fetichismo. En este trabajo sostiene que la elección del fetiche se manifiesta “la influencia persistente de una impresión sexual recibida casi siempre en la primera infancia” (Freud, 1905:143) “On revient toujours à ses premier samours”. La película francesa “Les chatouilles” relata la penosa experiencia personal de una niña. Un amigo íntimo de la familia, casado, padre de tres hijos varones sedujo a la niña a jugar a las cosquillas introduciendo su dedo en los genitales de la niña. El fetiche de las cosquillas, los recuerdos de la protagonista, la infancia, etapa en la cual sufrió el abuso.
En su opinión, en general, el sustituto del objeto sexual es “una parte del cuerpo poco apropiada” (Ibid:140) a un fin sexual o un “objeto inanimado” que mantiene una relación con una persona sexual. En otros casos, el objeto sexual normal es sustituido por otro que guarda relación con él pero es inapropiado para servir a la meta sexual “normal”, fenómeno que depende del factor de “sobreestimación sexual” (Ibid:136). En otros, es una “conexión simbólica” (Ibid:140) de un pensamiento lo que induce a sustituir el objeto por el fetiche. A su parecer, en las relaciones amorosas “normales”, se puede introducir cierto grado de fetichismo como parte del juego amoroso. En la vida amorosa, ¿qué le brinda a un ser humano un sistema operativo de la IA como fetiche?
Freud, utilizando la noción de desmentida en relación con las reacciones de los niños al reparar la diferencia entre los sexos, consideró que esta desmentida involucra “una escisión en el yo del sujeto” (Freud, 1927:145). Marucco (1998), al hablar con respecto a la creación del fetiche, se refiere “como estructurante de un aparato psíquico escindido, de un modo de funcionamiento psíquico acorde a esta escisión y como determinante no solo de la elección del objeto, sino además de las condiciones del amor” (Marucco, 1998:107).
M. Baranger (2000:1), en su comentario sobre un trabajo de Marucco, afirma que “el fetiche se reconoce como estructurante del aparato psíquico modificado por la escisión: el modo de funcionamiento acorde con esta escisión determinará no sólo la elección de objeto sino las condiciones del amor. El fetiche protege la vida pulsional frente a la cultura”.
El yo escindido, ¿permite la aparición de una máquina como fetiche?
A partir de los estudios de M. Klein, lo denominado por Freud “escisión del yo” recibirá el nombre de “disociación del yo”. Los aportes de Klein sobre las ansiedades tempranas, instinto de muerte y disociación del yo resultan valiosos para la comprensión del fetichismo.

Consideraciones finales

Como consideraciones finales vuelo sobre mi perspectiva enfocada en el tema del amor y la sexualidad y el sistema operativo como fetiche. Hay aspectos del amor de los cuales no somos totalmente conscientes. El amor romántico, ¿se acabó? ¿Cómo es el amor del futuro? ¿Amor y sexo a través de internet?
Es evidente que el ser humano puede amar a una máquina, pero la máquina no ama: este es el punto. Los investigadores de inteligencia artificial están de acuerdo en que las formas actuales de IA no pueden tener emociones propias. Pueden imitar diálogos, ofrecer respuestas y simular emociones, no las sienten. La máquina no tiene sentimientos.
El ser humano tiene sentimientos, vivencias, experiencias, historia singular, sueños, formas del inconsciente. ¿La IA puede soñar?
La máquina no procesa la subjetividad, carece de experiencias y vivencias, no cuenta con una historia de vida singular y subjetiva como la de cualquier ser humano, pero fundamentalmente no ama. ¿Cómo es un vínculo entre un sujeto y una máquina?
Para Pichon Rivière el vínculo “configura una estructura de relación interpersonal que incluye un sujeto, un objeto, la relación del sujeto frente al objeto y la relación del objeto frente al sujeto cumpliendo ambos una función determinada” (Adamson, 2014). ¿Es posible este tipo de vínculo entre el sujeto y la máquina como fetiche? Si el fetiche es estructurante, ¿el hombre está preparado para ese tipo de relación? El ser humano dispone de una constelación fetichista y posee los dispositivos para llevar adelante este tipo de amor.
Quiero proponer un interrogante al final: ¿Un sujeto que tiene como fetiche una máquina, sería un sujeto que se ha fijado a una etapa muy temprana, que no se puede verbalizar y que no ha podido organizar suficientemente su psiquismo dentro de las relaciones edípicas?

Notas

1. Diario La Nación, domingo 10 de agosto de 2023

Referencias bibliográficas

Adamson, G. (2014): La Psicología social de Enrique Pichon Rivière. Buenos Aires, Lugar Ed.
Baranger, M; (2000): “Comentario sobre el artículo de Norberto C. Marucco”. Revista de Psicoanálisis. (Vol. 57, Nº 01, pp. 019-025).
Freud, S. (1905): “Tres ensayos de teoría sexual” en: OO.CC, Tomo VII. Buenos Aires, Amorrortu Ed.
Freud, S. (1912): “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa”. en: OO.CC, Tomo XI. Buenos Aires, Amorrortu Ed.
Freud, S. (1915): “Pulsiones y destinos de pulsión”, en: OO.CC, Tomo XVI. Buenos Aires, Amorrortu Ed.
Freud, S. (1921): “Enamoramiento e hipnosis”, en: OO.CC, Tomo XVIII .Buenos Aires, Amorrortu Ed.
Freud, S. (1927): “Fetichismo”, en: OO.CC, Tomo XXI. Buenos Aires, Amorrortu Ed.
Geffner, H. (2023): “A veces la inteligencia artificial no entiende de cosas elementales”. Diario La Nación, 10 de agosto 2023.
Kancyper, Luis (1991): Resentimiento y remordimiento. Buenos Aires, Paidós Ed.
Levy, D. (2008): Amor y sexo con robots. Buenos Aires, Paidos Ed.
Marucco, N. C. (1998): Cura analítica y transferencia, de la represión a la desmentida. Buenos Aires, Amorrortu Ed.
Piaget Jean (1964/1985): Seis estudios de psicología. México, Planeta Ed.

Autora:

María Cristina Martínez Cipolatti, APA

Directora: Lic. Meygide de Schargorodsky, Roxana
Secretaria: Dra. Tripcevich Piovano, Gladis Mabel
Colaboradores: Lic. Felman, Fanny Beatriz, Dr. Corra, Gustavo Osvaldo

ISSN: 2796-9576

ISSN: 2796-9576

Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis  de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Presidenta: Dra. Rosa Mirta Goldstein
Vice-Presidente: Lic. Azucena Tramontano
Secretario: Lic. Juan Pinetta
Secretaria Científico: Dr. Marcelo Toyos
Tesorera: Dra. Mirta Noemí Cohen
Vocales: Lic. Laura Escapa, Lic. Jorge Catelli, Lic. Silvia Chamorro, Mag. Perla Frenkel, Lic. Gabriela Hirschl, Lic. Silvia Koval, Lic. Liliana Pedrón