La cultura On-Life. Una clave para comprender la subjetividad de la época
Abril-Agosto - ISSN 2796-9576
Ensayos psicoanalíticos

Virtualidad, inteligencia artificial y ternura en los procesos de subjetivación hoy. (1)

Fernando Gómez
Fernando Gómez

“lo que es virtual, y podría ser una amenaza, es el efecto de la fascinación absoluta,

de devolución recíproca de la imagen a la mirada

y de la mirada a la imagen, que el desarrollo de las tecnologías de la imagen puede

generar”

(Augé M., 2009). 

Introducción
Las primeras señales de uno de los cambios paradigmáticos para el mundo y las relaciones entre los seres humanos se da en el año 1936 cuando Alan Turing crea la primera máquina automática 2 . Algo no menor, ya que dio origen a la llamada “realidad virtual o digital”. En el año 1950, él mismo crea la llamada “Prueba de Turing” como antesala de la inteligencia artificial, ya que a través de dicha prueba se establece cuan “inteligente” es una máquina a partir de su capacidad para hacer indistinguibles sus respuestas de las de un ser humano. Casi 90 años después, las diversas tecnologías digitales, virtuales y aquellas vinculadas a la inteligencia artificial (IA) aparecen a la realidad de hoy como instancias de fácil acceso, tentadoras, estimulantes, y que cada vez más participan en la cotidianidad de nuestra vida. Sin embargo, en la medida que sus extensiones avanzan progresivamente van impregnando la matriz cultural, social y psíquica del sujeto. Se vuelve parte de la cotidianidad a la manera de una herramienta, pero quizás también a la manera de estructura protésica que soslaya la alteridad entre las presencias y ausencias; y que está al servicio de una conciencia, de un Yo que todo lo sabe y nada desconoce de la realidad.
Sin embargo el término “realidad” desde el psicoanálisis se complejiza ya que no todos compartimos la misma realidad. El Yo precisamente no sabe todo sino todo lo contrario, mucho queda bajo su desconocimiento, el no saber, y esto es lo que lo afecta. Será el paradigma del inconsciente, piedra angular del psicoanálisis, y las fantasías con él relacionadas lo que dará lugar a lo que Freud denominó realidad psíquica. Un concepto que ex- presa esa experiencia psíquica que se da como parte del resultado de una conflictividad que se origina en el trabajo de dar respuesta a las exigencias pulsionales, a los desajustes y la alteridad que surge entre las demandas pulsionales y los encuentros objetales, y la heterogénea actividad representativa para metabolizar y dar sentido.
Entonces, ¿qué impacto y qué consecuencias tendrán en la realidad psíquica y en el proceso de subjetivación del ser humano los nuevos paradigmas planteados por la realidad virtual, digital de las nuevas tecnologías? sobre todo en aquellos procesos donde la ternura, el amar y la capacidad de ser amado tienen una fuerte injerencia. Investigar en esta línea quizá puede permitir comprender muchas de las problemáticas con las que nos encontramos hoy en la clínica de niños y adolescentes: constantes consultas por crisis de angustia, ataques de pánico, trastornos del sueño y de la alimentación, las apuestas compulsivas en websites de internet, el marcado incremento en el consumo de sustancias sintéticas, los episodios de autoagresiones y de violencia, la marcada incidencia de depresión, ideaciones y suicidios los que se constituyen hoy en la segunda causa mundial de muerte en la población adolescente (UNICEF, 2021)

Proceso perceptivo, virtualidad y subjetivación.
A lo largo del recorrido de la teoría freudiana, la percepción es una conceptualización que no ha tenido tanto despliegue a pesar de que será a través de la misma por donde se producirá la entrada de los contenidos provenientes tanto de la realidad externa como de los contenidos endopsíquicos transmitidos filogenéticamente (protofantasías), ambos su- mamente necesarios en la constitución del psiquismo. Este doble recorrido de la percepción, tanto de la realidad externa como de la realidad endopsíquica, es lo que permite en- tenderla como un sistema que va mas allá de un carácter sensorial puramente neurofisio- lógico o cognitivo, y con la capacidad de dar origen a un “proceso perceptivo” conformado por un conjunto de fenómenos no solo ligado al campo cuantitativo sino también al campo cualitativo establecido por la realidad psíquica del sujeto (Freud S, 1896; Botella C, Bote- lla S, 1995; Botella C, Botella S. 1997). De esta manera, el mirar, el escuchar, el sentir, al tocar o ser tocado, el oler, el degustar se constituyen como “el crisol” de sensaciones que se encuentran en el origen de la relación con el objeto, y que darán así una “escopicidad en cierta forma estructural de la pulsión” desplegada en los procesos exploratorios del objeto llevado a cabo por el bebé (Assoun PL, 1997; Badoni M, 2001; Druon C, 2001; Flavigny C, 1987; Marleau Ponty M, 1959; Rosolato G, 1985; Rosolato G, 1987).
Estas conceptualizaciones nos llevan a preguntarnos cómo se configura y cuál será la disponibilidad representacional con la que cuenta el sujeto frente a un proceso perceptivo y una sensorialidad atravesada por una realidad virtual y una IA más destinada a satisfacer en forma inmediata las demandas de un mundo actual marcado por una velocidad, inmediatez y perentoriedad que llevan a que el sujeto pueda sentir la vida como un transitar por un “no tiempo” y un ”no espacio” (Augé M, 2009). Tiempo y espacio son dos variables que el psiquismo requiere para poder pensar y pensarse, para tolerar la espera.
¿Será que la virtualidad y la IA le plantean hoy al sujeto psíquico una modificación, o tal vez una ampliación, de la concepción clásica de las coordenadas temporo-espaciales de la lógica cartesiana? Será tal vez que nos encontramos hoy con un tiempo otro, más de tipo “circular” donde el principio y el fin encuentran un punto de coincidencia y que lleva a una repetición indefinida “produciendo un efecto de un tiempo aparentemente sin devenir, y donde la instantaneidad estaría reemplazando a la cronología, al suceder” (Turjanski D, 2019). Lo instantáneo propuesto por la virtualidad y la IA eleva la incertidumbre del ser humano a un nivel “categorial” (Puget J, 2015), lo que hace que las creencias se hayan o se vayan tornado en efímeras e ilusorias frente a la exigencia de una conectividad, de un estar en un estado“on line” permanente, bajo el accionar de una “Matrix”3, de una“Skynet”4, de un “Gran Hermano o Hermano Mayor” omnipotente y vigilante del sujeto, descripto por George Orwell en su distópica novela “1984”. Una Matrix constituida por redes sociales, plataformas de comunicación virtual, apps, lentes y juegos virtuales que estimulan la conexión de los sujetos a través de una virtualidad accionada por IA de tipo generativa5. Así, ésta podrá recopilar información sobre los movimientos, la ubicación, las necesidades e interacciones del usuario con la realidad digital misma, con la realidad externa y con otros sujetos, analizando y utilizando dicha información para mejorar la experiencia del usuario a través por ejemplo de la creación de objetos virtuales. Estos pueden interactuar con el usuario en tiempo real en un entorno de realidad virtual acorde a las preferencias y necesidades del usuario. Por ejemplo, podemos observar hoy como niños y adolescentes confeccionan “identidades virtuales o avatars” que se asumen como identidades propias, donde el “me gustaría ser como” queda desplazado por al terreno del “yo soy mi avatar” y llevando así al psiquismo de dicho niño o adolescente a un sinnúmero de experiencias y vivencias que inevitablemente dejan huella.
¿Cómo influirán estas variables en el proceso de subjetivación de un niño y/o adolescente cuyo psiquismo se ve inundado por una hiperestimulación perceptual de imágenes provenientes de una realidad virtual accionada por una IA con capacidad per se de producir contenidos? ¿Y en la estructuración psíquica temprana de un bebé al cuidado de padres inundados y atrapados en el mundo de imágenes que les proponen las redes y la virtualidad hoy? ¿Con qué estructura psíquica contaran para poder lidiar frente a una realidad virtual y una IA que puja por una marcada “dislocación entre realidad fáctica y realidad psíquica, entre mundo externo y mundo interno”? (Socci AE, 2024)
Es importante dejar en claro que estas preguntas no buscan hacer una cacería de brujas al servicio de miradas nostálgicas y apocalípticas que atacan a la tecnología haciéndola responsable de ser la ocasionadora del fin de los modos de subjetividad que conocemos. Sin embargo, el psicoanálisis a través de sus conceptualizaciones no pueda dejar de adentrarse en esta temática sin formularse preguntas, como siempre lo ha hecho desde sus comienzos.
Tanto Sigmund Freud como muchos de los pensadores que lo sucedieron han dejado evidencia clara de la injerencia del otro y del ambiente en la estructuración psíquica. Donald Winnicott, a través de los conceptos de “psiquesoma” y de “ambiente facilitador”, dará cuenta que en el inicio mítico de la vida el bebé existe solamente en cuanto también exista una madre o un ambiente maternal. La manipulación física y emocional del cuerpo del bebé que realiza el entorno permite que éste desarrolle el Yo, el cual proporcionará la posibilidad de habitar un cuerpo que se relaciona con otros cuerpos, inicialmente el de la madre. Así, el sujeto emerge de la experiencia de ser reconocido por otros, los cuales a través de esa interacción le ayudan a establecer sus limites y a vivenciar sus emociones como propias. Esa “sintonía emocional” de la madre con su bebé, como diría Daniel Stern, o esa capacidad de “rêverie” al decir de Bion, es lo que permite que se integren gradualmente las experiencias corporales afectivas y se transformen en significados emocionales, que serán significados y resignificados a lo largo del proceso de desarrollo del niño y el adolescente.
Las fallas ambientales planteadas por una no disponibilidad y un uso inadecuado en tiempo y forma del objeto perturbarían dicha unión “psiquesoma”. Por lo tanto, la inmediatez, la sobrestimación perceptual como así las francas alteraciones en la adquisición de un adecuado proceso perceptivo será lo que termine generando en muchos casos una oposición entre la mente y el psiquesoma. Es decir, una psique aislada o “dislocada” del soma, con las consiguientes fallas en la capacidad del sujeto para pensar, para “pensar los pensamientos” (Bion W, 1962), para poder usar la metáfora como mediador simbólico, y por ende para un adecuado desarrollo de los procesos de subjetivación.

Ternura versus virtualidad e inteligencia artificial
Esta mirada nos otorga la posibilidad de preguntarnos acerca del rol que juegan en este escenario actual, algunas de las contantes básicas que intervienen en el armado de la subjetividad del ser humano como lo es la ternura y el amor.
La ternura es una de las formas más cercanas a la vivencia del amor, es el lenguaje de los sentimientos en los que claramente queda en claro el reconocimiento del otro. Olga Tokarczuk, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2018, nos dice:

“es una profunda preocupación emocional por otro ser, su fragilidad, su naturaleza única y su falta de inmunidad al sufrimiento y los efectos del tiempo….La ternura personaliza todo con lo que se relaciona, lo que hace posible darle una voz, darle el espacio y el tiempo para que exista y se exprese. Es gracias a la ternura que la tetera comienza a hablar”

(Tokarczuk, O., 2021).

Sigmund Freud nos brinda sus conceptualizaciones con relación a la ternura en diferentes momentos de su obra. En Tres ensayos de Teoría Sexual (1905) no quiere “identificar con el amor sexual los sentimientos de ternura y el aprecio que el niño alienta hacia las personas que lo cuidan; pero yo opino que una indagación psicológica más precisa establecerá esa identidad por encima de cualquier duda”. Luego nos dice que “La madre … con todas sus muestras de ternura despierta la pulsión sexual de su hijo y prepara su posterior intensidad” (p.203). En Cinco Conferencias sobre Psicoanálisis (1912) realiza una clara distinción entre la corriente tierna y la sensual como modalidad de relación amorosa del niño: “una incitación de los padres mismos, cuya ternura presenta los más nítidos caracteres de un quehacer sexual, si bien inhibido en sus metas” (p.47). En Más allá del principio de placer (1920), liga concepto de ternura al vinculo del sujeto con el objeto y la pulsión de vida: “Hemos partido de la gran oposición entre pulsiones de vida y pulsiones de muerte.
El propio amor de objeto nos enseña una segunda polaridad de esta clase, la que media entre amor (ternura) y odio (agresión)” (p.. 52). Y sigue esta línea en Psicología de las masas y análisis del yo (1921): “El niño pide a estas personas amadas todas las ternuras que él conoce” (p.130). En el Sepultamiento del Complejo de Edipo (1924) establece que “Las aspiraciones libidinosas pertenecientes al complejo de Edipo son en parte desexualizadas y sublimadas, lo cual probablemente acontezca con toda trasposición en identificación, y en parte son inhibidas en su meta y mudadas en mociones tiernas” (p.184). Finalmente, en Malestar en la Cultura (1930) reconocerá que “la ternura de meta inhibida. … prosigue su función de ligar entre sí un número mayor de seres humanos…”. y posiciona así a la ternura, pulsión de meta inhibida, como una de las “bases de la cultura” (p.99).
Entonces, frente a una cultura actual donde el ideal no es la satisfacción dada por el “proceso” de alcanzar el ideal, como lo es por ejemplo la satisfacción de querer ser, sino que les impone un ideal que es la satisfacción en sí misma y en forma inmediata. A una cultura donde la inundación de imágenes por las redes y las pantallas, de virtualidad y de IA fomentan ciertos ideales como el perfeccionismo, el eficientismo y el exitismo, la popularidad, el exhibicionismo, y la perentoriedad. ¿Qué lugar le queda a ese afecto llamado ternura?
Me parece interesante algunas de las conceptualizaciones que Florence Guignard nos ofrece como una posible primera respuesta. Ella nos propone la necesidad de “diferenciar y armonizar los dos modos de funcionamiento mental que nos impone nuestra civilización tecnocrática: el funcionamiento binario (1-0) de lo que se denomina “inteligencia artificial”, y el funcionamiento triangulado del pensamiento simbólico, nacido de la relación identificatoria con los objetos de amor primarios, ese pensamiento que es “lo propio del hombre”(Guignard F). Es decir, la necesidad de reconocer y cuidar la existencia de ese objeto de amor primario que en el mejor de los casos al satisfacer sus necesidades y cuidados iniciales apuntalará la posibilidad de vivir. Ese sostén de la criatura indefensa tiene anclaje en una serie de instancias de alto contenido simbólico que ni la realidad virtual ni la inteligencia artificial podrán proveer: el deseo parental, la nominación del sujeto, la mirada de la madre, la significación del cuerpo, el amamantamiento, las vivencias de satisfacción de necesidades que se van entrecruzando con el surgimiento del deseo, entre tantas otras. Todas vivencias que tienen la potencialidad del armado de una malla, de una matriz simbólica-simbolizante en el desarrollo del sujeto.
Quedarnos en un funcionamiento binario, de procesos automáticos que manejan algoritmos 1-0 solo alentará y corroborará una modernidad líquida (Bauman Z, 2018) performativa de una nueva identidad donde el amor y la ternura tienen escasa cabida para el armado de esta matriz simbólico simbolizante. Donde la satisfacción tierna y amorosa para el bebé, niño y adolescente de hoy puede resultar en una “novela” mucho más complicada de editar y/o reeditar para muchos de ellos.

Conclusiones
Desde una perspectiva evolutiva ligada a la estructuración psíquica me lleva entonces a considerar la idea de una realidad actual donde la virtualidad y la tecnología al servicio de la rapidez (“el no tiempo”), de un exceso de virtualidad (“lo no real”) y del anonimato (“el no lugar”) (Augé M, 2009), no deja mucho tiempo y espacio para una justa y necesaria ternura con sus consiguientes representaciones durante esa primera etapa preverbal del sujeto, la de la identificación primaria. Al decir de Bernard Golse: “los bebés no tienen el tiempo suficiente de ser bebés” (Golse, B., 2006; Golse, B., Roussillon, R., 2010), para desplegar junto a sus padres los mecanismos necesarios, entre ellos una adecuada ternura, para acceder al desarrollo de una adecuada intra e intersubjetividad. Mientras que en la niñez y la adolescencia estará al servicio de priorizar la persistencia de las pulsiones parciales y la celeridad de su descarga como mecanismo de amortiguación de las excitaciones, frente a padres absortos en una sobreestimulación de imágenes virtudes, quizás como una forma de refugio frente a las sucesivas frustraciones que plantean las numerosas problemáticas políticas, sociales y económicas de la realidad actual.
Estas situaciones, creo que no permiten ni dan lugar a que la ternura de ellos y las consiguientes representaciones tiernas tengan suficiente tiempo y lugar para su inscripción en la trama representacional del psiquismo de sus hijos. La carencia de un objeto madre/padre intrapsíquico que yo he dado en llamar “suficientemente tierno”, parafraseando a Donald Winnicott, dejará a ese psiquismo mucho más expuesto a los efectos traumáticos pulsionales preverbales y a una menor posibilidad de internalizar representaciones tiernas, que serán con las que el sujeto contaría y utilizaría para poder afrontar el embate pulsional de las primeras etapas del psiquismo, la salida del período de latencia y la entrada en la pubertad, y el desarrollo del proceso adolescente. Por lo tanto, el impacto en los procesos de subjetivación dados por las fallas en la adquisición de este capital representacional frente a la dificultad en el despliegue de la ternura, sumado al impacto de la sobreestimación cuantitativa y cualitativa a través de las imagines de pantallas, de la excesiva virtualidad, y del impacto que podría tener la IA generativa, creo que podrá constituirse como una posible explicación que dé cuenta del por qué las pulsiones sexuales y agresivas emergen hoy en su forma más primitiva y directa: incremento marcado de la violencia hacia otros o hacia si mismos (mayor consumo de sustancias, autolesiones y suicidios), extremos fanatismos, aumento del número de femicidios, racismo y conductas xenófobas, entre otros. Justamente debido a la mayor carencia de ese elemento neutralizador y humanizador de la pulsión, como lo es la ternura. Algo que las maquinas no pue- den hoy proveer al carecer de una historia individual, de vivencias pasadas y presentes, de afectos y sentimientos, de un cuerpo que siente placer y dolor, de eso que conlleva nuestra condición humana que es la incertidumbre de la vida y de la muerte desde los inicios de la vida.

Notas

1. Este artículo ha sido publicado en la Revista de Psicoanálisis de Guadalajara; (18): 98-106, noviembre 2024. Agradecemos especialmente la colaboración a la Asociación de Psicoanalítica de Guadalajara.
2. Dispositivo creado en 1936 por Alan Turing cuyo sistema es una abstracción matemática que resulta capaz de almacenar/procesar información virtualmente infinita a partir del guardado de los datos como de los algoritmos sobre los que estos se construyen.
3. Nombre utilizado en la película “Matrix” de las hermanas Wachowski para una realidad virtual creada por maquinas dotadas de inteligencia artificial y que mantiene en suspensión la mente de los seres humanos al mantenerlos conecta- dos a la Matrix.
4. Nombre utilizado en la película “Terminator” para describir a la inteligencia artificial que lidera el ejercito de las ma- quinas contra los humanos. Esta se constituye a partir de un procesador de red neuronal que da origen a una computado- ra de inteligencia artificial con capacidad de aprender y tomar decisiones independientes del ser humano.
5. La IA Tradicional de hoy, se basada en reglas y algoritmos predefinidos que permiten seguir instrucciones explícitas para tareas específicas. La IA generativa emplea técnicas de aprendizaje, exhibiendo capacidad de producir contenidos creativos e innovadores explorando infinitas posibilidades y potenciando la realidad virtual.

Bibliografía

Assoun PL (1997). Lecciones psicoanalíticas sobre la mirada y la voz. Buenos Aires: Edi- ciones Nueva Visión.
Augé, M. (2009). Sobre modernidad. Del mundo de hoy al mundo de mañana. https:// asodea.files.wordpress.com/2009/09/auge-marc-sobremodernidad.pdf
Badoni M. (2001). Traces de 1´experience orale dans l´analyse d´enfants. Revue Françai- se de Psychanalyse; Tome LXV(5): 1579-97.
Bauman Z (2018). Amor Líquido. Sobre la fragilidad de los vínculos humanos. Espasa Li-
bros SLU, Barcelona, España. 2018.
Bion W (1962). Une théorie psychanalytique de la pensée. En Aux sources de l’expérien- ce. París, Francia: Payot, 1974. París, Francia: Presses Universitaires de France, 1979.
Botella C, Botella S. (1995). Sur le processus analytique: du perceptif aux causalités psy- chiques. Revue Française de Psychanalyse; Tome LIX(2): 349-66.
- (1997). La percepción: su estatus metapsicológico. Huella mnémica y huella perceptiva. Más allá de la representación. Promolibro, Valencia.. pp. 119-140.
Druon C. (2001). L´oralité au carrefour de la vie intra-uterine et de la vie néonatale. Revue Française Psychanalyse; Tome LXV(5): 1597-1612.
Flavigny C. (1987). De la perception visuelle au regard. Le champ visuel. Nouvelle Revue
de Psychanalyse; 35: 165-184.
Freud S (1896). Fragmentos de la correspondencia con Fliess. Carta 52 (6 de diciembre de 1896). En: Obras Completas. Tomo I. Amorrortu SA, Buenos Aires, 1993. pp.274-280.
(1905). Tres ensayos de Teoría Sexual. III. La metamorfosis de la pubertad. 5. El hallazgo de objeto. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo VII, Amorrortu SA, Buenos Ai- res, 1993. p.203.
(1912). Cinco Conferencias sobre Psicoanálisis. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo XI, Amorrortu SA, Buenos Aires, 1993. p.47).
(1920). Más allá del principio de placer. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo XVIII, Amorrortu SA, Buenos Aires, 1993. p. 52.
(1921). Psicología de las masas y análisis del yo. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo XVIII, Amorrortu SA, Buenos Aires, 1993. p.130.
(1924). El Sepultamiento del Complejo de Edipo. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo XIX, Amorrortu SA, Buenos Aires, 1993. p.184.
(1930). Malestar en la Cultura. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo XXI, Amorrortu SA, Buenos Aires, 1993. p.99.
Golse, B. (2006). L’Être-bébé. Les questions du bébé à la théorie de l’attachement, à la psychanalyse, et à la phénoménologie. París, Francia, PUF.
Golse, B., & Roussillon. R. (2010). La naissance de l’objet. Une co-construction entre le futur sujet et ses objets à venir. París, Francia, PUF.
Guignard F (en prensa). ¿Cómo comprender y atender los trastornos del desarrollo de la atención (TDAH)? Patologías de la sensorialidad y de la memoria implícita en los síndro- mes de TDAH. En: Clínica e investigación en el psicoanálisis de bebés, niños y adoles- centes. Nuevos horizontes, nuevos desafíos. APA Editorial, Buenos Aires (en prensa).
Puget J (2015). Subjetivación discontinua y psicoanálisis. Incertidumbres y certezas. Bue- nos Aires, Argentina: Lugar Editorial.
Marleau Ponty M (1959). El problema de la percepción del otro en el niño. En: Las rela- ciones del niño con los otros. Buenos Aires: Imprenta Lopez, pp. 39-99.
Rosolato G, (1985). Le signifiant de demarcation et la communication non verbale. En: Éléments de l´interpretation. Paris; Gallimard.
Rosolato G. (1987). L´objet des perspectives dans ses assises visuelles. Le Champ visuel.
Nouvelle Revue de Psychanalyse; 35: 143-64.
Sieguel de Turjanski D (2019). El tiempo y los mundos virtuales. En: Incidencia de las nuevas tecnologías en la constitución de la Subjetividad. Jornada del Departamento de Niños y Adolescentes”Arminda Aberastury”: Clínica con Niños y Adolescentes: Fronteras en expansión buscando Horizontes posibles.
Socci AE (2024). La subjetividad en la era de la imagen. El papel y las consecuencias de la imagen en el psiquismo de nuestro tiempo. En: La Epoca APA Online. La subjetividad en la era de la imagen. No 36, Mayo 2024. https://laepoca.apa.org.ar/Revistas/36-La-sub- jetividad-en-la-era-de-la-imagen/La-subjetividad-en-la-era-de-la-imagen.-El-papel-y-las- consecuencias-de-la-imagen-en-el-psiquismo-de-nuestro-tiempo
Tokarczuk, O. (diciembre 2021.). Tierno narrador. Chile, Valparaíso - Santiago: Ediciones Al Fragor.
UNICEF Latin and the Caribbean. The impact of Covid-19 on the mental health of adoles- cents and youth. https://www.unicef.org/lac/en/impact-covid-19-mental-health-adolescents- and-youth
UNICEF (2021). Estado mundo de la infancia 2021. En mi mente. Promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia. Resumen región América Latina y el Caribe. https:// www.unicef.org/media/108166/file/Resumen%20regional:%20America%20Latina%20El
%20Caribe%20.pdf
UNICEF (2021). The state of the world´s children 2021. On my mind the state of the world´ s children 2021. Promoting, protecting and caring for children’s mental health. Regional brief: Europe. https://www.unicef.org/eu/media/2021/file/State%20of%20the%20World's
%20Children%202021.pdf

Autor:

Fernando Martín Gómez, APA

Directora: Lic. Meygide de Schargorodsky, Roxana
Secretaria: Dra. Tripcevich Piovano, Gladis Mabel
Colaboradores: Lic. Felman, Fanny Beatriz, Dr. Corra, Gustavo Osvaldo

ISSN: 2796-9576

ISSN: 2796-9576

Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis  de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Presidenta: Dra. Rosa Mirta Goldstein
Vice-Presidente: Lic. Azucena Tramontano
Secretario: Lic. Juan Pinetta
Secretaria Científico: Dr. Marcelo Toyos
Tesorera: Dra. Mirta Noemí Cohen
Vocales: Lic. Laura Escapa, Lic. Jorge Catelli, Lic. Silvia Chamorro, Mag. Perla Frenkel, Lic. Gabriela Hirschl, Lic. Silvia Koval, Lic. Liliana Pedrón