- ISSN 2796-9576

Alberto Loschi

A L

El enigma femenino

Freud plantea que hay una sola libido y es de naturaleza masculina (fálica) tanto en su forma activa como pasiva, por lo que la diferencia masculino-femenino no puede reducirse a la actividad o pasividad. Por otro lado niega que haya representación de lo “femenino” en el inconsciente y, aunque se muestre ambiguo, tampoco puede equipararse fálico-castrado con la masculinidad o feminidad. Fálico-castrado se da dentro de la órbita de lo masculino, lo femenino escapa a esa polaridad. Dice que “la masculinidad o la feminidad es un carácter desconocido que la anatomía no puede aprehender”. Y agrega: “¿Podrá hacerlo la psicología?”. Ahonda la cuestión cuando habla del “enigma de lo femenino”. Es que lo femenino, en tanto enigma, continúa planteando interrogantes, y en esa insistencia evidenciando su capital importancia ya que, más allá de lo anatómico, de la diferencia sexual o de género, lo femenino es un poder. Un poder oscuro, enigmático, de un carácter diferente al poder de lo masculino.1