“La praxis se articula con la práctica que se divide a su vez en práctica analítica (comprende el espacio de la sesión) y la práctica clínica, en transferencia, donde el juicio clínico se insinúa como demarcación de la práctica”. Raúl Sciarreta
Las instituciones psicoanalíticas tienen como meta la continuidad del psicoanálisis. Esto requiere estimular la formación de analistas como una práctica institucional y vocacional, e instrumentar las modalidades en que dicha práctica será transmitida a las nuevas generaciones.
Cada generación de analistas representa un nuevo desafíopara los diseños institucionales de formación, pues no resulta fácil adaptar las herramientas de enseñanza a los requerimientos de cada cultura y cada modelo de lazo social. La transmisión del psicoanálisis está siempre sujeta a las determinaciones del contexto social y cultural. Pensar una transmisión puramente psicoanalítica sin anclaje en los contextos, es idealizar su práctica y debilitar sus posibilidades.
Es frecuente que cada nuevo proyecto institucional parta de la idea de transformar la formación; por mi parte pienso que el punto de partida se encuentra en ¿cómo pensar una formación transformadora de las resistencias a lo inconsciente que subsisten en cada sujeto, aun los analizados, y en muchos espacios de los Institutos que la imparten?
Considero relevante comenzar por pensar que la formación o transforma al sujeto que desea practicar el psicoanálisis en sus diversos territorios de acción y de intervención, o se restringe a las regulaciones obsoletas.
Algunos de los ejes a pensar y que pongo en consideración son:
1. El devenir analistaconjuntamente con el devenir de los analistas en las diversas realidades y contextos
2. Lo visible e invisible de la formación, es decir las transferencias cruzadas, idealizadas, denigradas; lo incluido y lo excluido; lo sistémico y lo marginal del pensamiento teórico e institucional.
3. La articulación de la diversidad coexistente de proyectosy políticas para la institución y la formación
4. Los emergentes de burocratización en conjunción con los de innovación
Intentaré desarrollar las implicancias actuales de estos emergentes y desafíos institucionales.
El psicoanálisis surgió como práctica que permite transformar el sufrimiento en castración como sostén del deseo inconsciente, las posiciones masoquistas en posiciones creativas, la pulsionalidad indómita en diques continentes y no represivos.
La historia del movimiento psicoanalítico muestra como se ha dado la actualización del saber teórico, el método terapéutico y la adecuación de la formación a las nuevas subjetividades generacionales.
En nuestro momento epocal y cultural, tenemos generaciones que llevan un nombre y se distinguen unas deotras; en el seno de esas generaciones nacen los futuros analistas. Los Millenials difieren de los Centenials, y así las subsiguientes generaciones de analistas deberán formarse y actuar con sus propios rasgos culturales, por lo cual cada vez más debemos pensar a quien nos dirigimos y con qué instrumentos impartiremos enseñanza teórica y transmisión clínica.
Dos son las vertientes del discurso del analista. La vertiente universitaria que acumula conocimientos a partir de entrecruzar el psicoanálisis con otras disciplinas y por lo tanto enseña esos conocimientos. La vertiente clínica que produce un saber textual derivado de los análisis uno por uno; este saber textual no se acumula sino sirve a la transmisión del fuego psicoanalítico.
Estas dos vertientes, que Lacan denominó psicoanálisis en extensión y en intensión, respectivamente, no deberían instrumentarse por separado, sino que, aun siendo prácticas distintas, se interconectan y requieren de una política mancomunada que incluya a los analistas en formación.
Por lo tanto, el requerimiento de que los analistas atraviesen un análisis, no es mera regulación, más bien es la única posibilidad de acceder a lo inconsciente del sujeto que comienza su formación,para descubrir en que se enreda y así poder escuchar lo que surge como inconsciente en sus analizantes. O sea, hay una implicación directa entre el análisis del analista, sus saberes adquiridos y su práctica clínica.
Sin esta experiencia, su práctica estará signada por las resistencias insabidas como propias, y de los que acuden a consultarlo. Pero la experiencia no es fruto del experimento sino de la vivencia y pasaje por la castración simbólica, la cual no se atraviesa sin angustia y sin desmontando saberes previos.
La “experiencia analítica” puede ser considerada desde diferentes perspectivas: desde las relaciones de objeto, desde la intersubjetividad, desde una función suficientemente buena, desde el deseo del analista.
Freud (Consejos al médico, 1990) y Lacan en Los escritos técnicos de Freud, capítulo 1, entendieron que la experiencia analítica se expande por diferentes territorios porque en cualquiera de ellos lo Real irrumpe rompiendo las ilusiones de completud y acabamiento.
Del lado analizante la simbolización lo conduce a plantearse su propio final de análisis; del lado analista la elaboración de su praxis lo conduce a la investigación teórica, a la enseñanza, a la transmisión de casos, y, principalmente, a preguntarse por su acto de interpretación.
“El acto analítico de interpretación -al que me atrevo a proponer como el producto del encuentro entre la posición analizante y la posición del analista- es sucedáneo de las formaciones del inconsciente”(Goldstein, 2011, p.835) y del saber hacer con los goces anudados al síntoma.
La experiencia de formación despierta resistencias al conocimiento, produce efectos de grupo y transferencias imaginarias. Por lo cual no solo se requiere actualizar los contenidos, los instrumentos de enseñanza, las herramientas bibliográficas, sino que cada enseñante se presenta con una corporeidad estética y ética y, principalmente, como cuerpo pulsional y vincular.
La presencia y el estilo de los formadores es tan importante como sus conocimientos, sus proyectos y su propia concepción respecto de la formación de analistas y la transmisión del psicoanálisis.La escucha, la interrogación, la duda, la temporalidad de las intervenciones, son factores que resultan imprescindibles para la transformación subjetiva.
Entonces, una formación transformadora es una práctica y una experiencia del sujeto y el sujeto emerge justamente cuando se ha modificado, producto de su análisis, su posición inconsciente en el fantasma que lo funda, cuandosu formación se transforma en actos que dan cuenta del “deseo del analista”, posición difícil de sostener, pero imprescindible a la hora de conducir curas analíticas y de supervisarlas,y cuando del cuerpo gozante ha pasado a gozar de una formación siempre inconclusa.
Las supervisiones, antes denominadas “análisis de control”, cumplen la misma función transformadora. La transmisión de una práctica no acabada, sin técnicas fijas y generales, advirtiendo de los efectos de identificación con el Otro parental del analizante, mostrando los tiempos de inflexión en los procesos de análisis, son algunas de las funciones que cumplen la formación.
Los seminarios, por su parte, pueden convertirse en meros espacios de saber aislados del resto del trípode, o favorecer el pensamiento crítico en conjunción con los análisis y supervisiones.
Entiendo que los seminarios de formación, los análisis y las supervisiones son experiencias únicas e irrepetibles por las cuales atraviesan aquellos que se forman en los marcos institucionales y por eso mismo, expuestos a las transferenciasimaginarias, los efectos de grupo y de hermanos contra el padre, la culpa y la inhibition comocastigo, a la caída del deseo de practicar la formación y de transformarse con ella.
También sostengo que cada elemento del trípode ha sido evaluado, hasta ahora, de manera aislada, por lo cual, por lo menos en APA, después de la reforma del 74 no se ha podido presentar un nuevo proyecto de formación que sume y cambie sin restarle libre elección, apertura pluralista y realismo clínico. Con realismo clínico me refiero a recoger la auténtica clínica que se practica y no las situaciones ideales descontextuadas. Las nuevas generaciones practican una clínica muy diferente a la que en muchos casos se transmite. Esto produce desconfianza en lugar de transferencias positivas.
Si no hay verdaderas innovaciones formativas, ¿deberíamos preguntarnos qué excluimos de nuestra perspectiva política? Por lo tanto, abogo por un proyecto formativo y transformador que tome en cuenta lo generacional, lo institucional y lo social.
En síntesis, sostengo que es difícil pero no imposible, construir un proyecto de transmisión que actualice lo que en 20 años se fue trasformando en relación a la práctica institucionalizada de la formación de analistas.
Referencias bibliográficas:
Freud, S.
- (1990) Consejos al médico. Tomo XII. Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu. [1912].
- (1991) Múltiple interés del psicoanálisis. Tomo XIII, pp. 169-192. Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu.
Goldstein, Mirta:
- (2003) El porvenir del “acto clínico de final de análisis”, Revista de Psicoanálisis, Tomo LX, abril-junio, Argentina.
- (2012) El acto clínico. En Actualizaciones en clínica lacaniana. Editorial: APA-Lugar, Buenos Aires.
Lacan, Jacques:
- (1972) Les non dupeserrent. Seminario 21. Versión inédita
- (1976) L’insuque sait de l’une-bévues’aile à mourre. Seminario 24. Versión inédita.
- (1953-1954) El seminario 1. Los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós.
- (1992) Proposición del 9 de octubre de 1967. Sobre el psicoanalista de la Escuela, en Momentos cruciales de la experiencia psicoanalítica, Manantial, Buenos Aires, pp. 7-23.
Autor/es:
Mirta Goldstein
Descriptores: FORMACIÓN PSICOANALÍTICA / ENSEÑANZA DEL PSICOANÁLISIS / INSTITUCIÓN PSICOANALÍTICA / EXPERIENCIA / TRANSFORMACIONES
Directora: Mirta Goldstein de Vainstoc
Secretario: Jorge Catelli
Colaboradores: Claudia Amburgo
José Fischbein
Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Argentina
Presidenta: Dra. María Gabriela Goldstein
Vice-Presidente: Dr. Rafael Eduardo Safdie
Secretario: Dr. Adolfo Benjamín
Secretaria Científica: Lic. Cristina Rosas de Salas
Tesorero: Dr. S. Guillermo Bruschtein
Vocales: Dr. Carlos Federico Weisse, Dra. Leonor Marta Valenti de Greif, Lic. Mario Cóccaro, Dr. Néstor Alberto Barbon, Psic. Patricia Latosinski, Lic. Roxana Meygide de Schargorodsky, Lic. Susana Stella Gorris.