La subjetividad en la era de la tecnología digital
Noviembre 2024 - ISSN 2796-9576
Ensayos psicoanalíticos

Sueños. Entramado virtual para un enclave psicoanalítico.

Javier Antoniuk
Javier Antoniuk

Resumen

El libro La interpretación de los sueños (1900) se encumbra como la obra magna de Freud que da nacimiento al psicoanálisis. Allí aparece la primera sistematización tópica junto con la conceptualización del trabajo onírico como paradigma del funcionamiento del psiquismo. De manera tal que la interpretación de los sueños se erige como la vía regia de acceso al inconsciente.

En los últimos años las consultas de pacientes con patología borderline, en un mundo vincular aceleradamente digitalizado por las inclemencias de una pandemia, ha dejado ver estados de confusión mental asociados al aislamiento y al uso abusivo de internet y redes sociales. En la tarea clínica suele darse que en los inicios del tratamiento algunos de estos pacientes tienden a ubicar la relación terapéutica en un campo comunicacional símil red social (cualquier día, a cualquier hora). La hipótesis que guía la investigación consiste en pensar que si el analista puede estar disponible para el paciente en los momentos de angustia con desorganización psíquica, la progresiva asimilación de las pautas del encuadre analítico mostrará un signo inequívoco de buena evolución del tratamiento.

Trazando un paralelo entre la realidad virtual y los sueños, conceptualizados por Freud como una “psicosis de duración breve con espejismos sensoriales” (1940 [1938], p173), se intentará pensar algunas analogías, asimismo las diferencias, entre el sistema de memorias de la red computacional por un lado y el movimiento de investiduras de energía dentro del aparato psíquico de la primera tópica freudiana por el otro. Se tendrá en cuenta el modelo metapsicológico de los inicios para luego ubicarlo en perspectiva respecto al horizonte ampliado que significó la reformulación teórico-clínica en El yo y el ello (1923).

La conclusión incluirá reflexiones en torno al uso razonable y al uso problemático de dispositivos tecnológicos digitales, emplazables en relación al psiquismo, en el mejor de los casos, como aplicaciones satélites a la cognición por su función de reservorio, articulación y comunicación de información.

Introducción

La narratividad determina, articula y clarifica la

experiencia temporal (Paul Ricoeur, 1995)

En las ciencias computacionales opera desde su base matemática formal un sistema numérico binario con sólo dos cifras 0 y 1, en infinitas combinaciones, para componer números y operaciones algebraicas. Tal como lo pensara el matemático deorigen húngaro John von Neumann[1] la célula fundamental del sistema nervioso, la neurona, funciona de manera similar: 0 = resposo; 1 = excitación/conexión con otra célula. La conexión de las neuronas entre sí, en niveles múltiples y con los efectores-receptores somáticos (piel, mucosas, glándulas, músculos), es la que dota al cerebro-sistema nervioso y a su huésped privilegiado, el sujeto psíquico, de la complejidad que el joven neurólogo clínico Freud y sus contemporáneos investigaban hace más de un siglo[2].

En el escrito titulado Proyecto de una psicología para neurólogos (Freud, 1895), las unidades mínimas con capacidad de vehiculizar cantidades de energía y señaladas como elementos matrices, en la tentativa de esbozar el mapa orgánico de una psicología profunda, fueron las neuronas. Para entonces la idea de cantidades derivaba de la idea de representaciones hiperintensas proveniente de los estudios psicopatológicos sobre la histeria y neurosis obsesiva.

En el Proyecto[3] aparece esquematizado un ensamblaje, una arquitectura neuronal como hipótesis de funcionamiento del psiquismo, en la cual aquella función mental que conocemos como memoria, se supone estaría dada por la facilitación que deja el pasaje de la cantidad de energía a través de circuitos especiales de neuronas. En palabras del autor: “Existen neuronas pasaderas que sirven a la percepción y neuronas no pasaderas (aquejadas de resistencia y retenedoras de cantidad) que son portadoras de la memoria y probablemente de los procesos psíquicos en general” (Freud [1895], p344).

El avance desde el modelo neuronal del Proyecto al complejo modelo de aparato psíquico en La interpretación de los sueños surge a partir de una ruptura epistemológica gestada dentro del mismo Freud al escuchar a sus pacientes, pero sobre todo, al analizar sus propios sueños. Fidias Cesio (2006) en su trabajo Freud, el descubrimiento del psicoanálisis, nos trae la carta del año 1897 en la que Freud le cuenta a Fliess sobre el progreso de su autoanálisis, destacando que la solución de sus resistencias le brindaba un más claro insight para el análisis de las resistencias de sus pacientes.

Es por estos desarrollos que podemos concebir al psicoanálisis como “una energética y además como una hermenéutica o exégesis del sentido aparente que se explica por el recurso a lo latente” (Ricoeur, 1995, p 17). Entender la formación del sueño (al igual que la formación del síntoma neurótico) en términos de compromiso entre fuerzas pulsionales y fuerzas resistenciales, cuya resultante es la figuración de una trama de representaciones visuales y acústicas, le permitió a Freud formular un modelo teórico de aparato psíquico y al mismo tiempo un método terapéutico.

Desarrollo

El mundo del sueño nos ofrece la posibilidad de comunicarnos,

por fugazmente que sea, con nuestros amigos distantes,

nuestros muertos y nuestros dioses” (E.R. Dodds, 1980)

 A partir de la revolución digital iniciada en la segunda mitad del siglo XX se instaura el entramado virtual que hoy conocemos como internet. Su lógica de funcionamiento podría compararse, en algunas características puntuales, al desplazamiento de las investiduras a través del sistema inconsciente y el preconsciente esquematizado por Freud en el libro La interpretación de los sueños. La comparación no pretende abarcar los contenidos de cada uno de esos entramados específicos. Es bien sabido que el primer inconsciente freudiano es habitado por mociones de deseo y representaciones de cosas ligadas a afectos, mientras que por el ciberespacio circulan flujos incesantes de datos. Por lo dicho, se limitará la yuxtaposición del modelo computacional con la primera tópica a la relación de contigüidad existente entre el proceso primario y el proceso secundario.

Al observar el esquema del capítulo 7 del libro de los sueños podemos notar que han sido relegados los afectos y las pulsiones. Tal como señala André Green: “En la primera tópica las pulsiones están fuera del aparato y sólo sus representantes están autorizados a formar parte de él” (2005, p146). La acumulación de experiencia clínica y el estudio de otras estructuras psicopatológicas llevan a Freud a reformular el estatuto del inconsciente en la segunda tópica en 1923. Es entonces cuando ubica en el Ello a Eros y Tánatos, tensiones pulsionales contradictorias y tendientes a la descarga. Además de allí en adelante aparecerá la estructura interna del Yo escindida en una parte inconsciente y otra preconsciente, mientras que el Superyó será personificado como la instancia crítica que asegura el mantenimiento del mecanismo de represión.

Volviendo al año 1900 y continuando la indagación en los modelos científicos de modo paralelo, lo que conocemos como navegador web bien podría aproximarse comparativamente a lo que en nuestro campo teórico psicoanalítico corresponde al sistema preconsciente. Su tarea consiste en ligar los decursos electrónicos encriptados y dispersos en la red computacional global, estableciendo desde un software la aparición de textos que pueden o no tener incrustados recursos multimedia en imágenes y sonidos[4]. Algo similar a esa actividad del navegador podría pensarse en cuanto a la investidura de representación palabra en el sistema preconsciente, vía por la cual las impresiones mnémicas y fantasías inconscientes que cayeron bajo el mecanismo de represión podrían hallar forma expresiva.

Por otro lado sabemos que muchos de los contenidos de la web no son indexables por los navegadores utilizados de ordinario. Por debajo de la superficie existe la deep y luego la dark web, esta última con contenidos ilegales accesibles desde direcciones IP (internet protocol) enmascaradas y a partir de software especiales. Si traspoláramos esa sistematización de la net al modelo de aparato psíquico que inaugura el método de interpretación de los sueños… ¿cómo no colegir contenidos perversos y homicidas?... El parangón de alguna manera señala la censura onírica ubicada entre el sistema inconsciente y el preconsciente. El efecto de tal censura se trasluce en la desfiguración de los contenidos latentes en las escenas manifiestas del sueño. Es así que:

Su función permite reconocer en ella una de las metamorfosis del ubicuo mecanismo de la represión. Que en el curso de la actividad oniropoyética pasa a merecer el nombre de censura onírica. Así como en el curso del tratamiento psicoanalítico se manifiesta como resistencia. Y en la psicopatología figurará como mecanismos de defensa del Yo.

(M. Abadi, Revista digital APA, 1960)

El Hipertexto[5], término acuñado en los años 60 por el filósofo y sociólogo norteamericano Ted Nelson, señala un modo no lineal de leer los textos, íntimamente asociado al funcionamiento de internet y las computadoras. También llamado hipervínculo a partir de links o enlaces instalados en las páginas web a explorar. Por nuestro lado, en el terreno específico del psicoanálisis, la técnica terapéutica convoca la asociación libre, la cual, imbricada con el juego interpretativo, habilita la vía de búsqueda de enlaces por cadenas asociativas que pudieron haber caído bajo el mecanismo de represión. Se sugiere un curioso paralelismo entre los dos campos, el psicoanalítico y el computacional, del cual además podrían desprenderse otras derivaciones. Para habilitar un hipervínculo en un texto la World Wide Web creó un protocolo llamado HTTP (Hyper Text Transfer Protocol). Por su parte, en la labor clínica psicoanalítica, la aplicación del protocolo podría atribuirse a las pautas de encuadre y a la regla fundamental que se comunican al paciente para establecer el setting. Es así como se promueve la asociación libre y la transferencia de complejos ideo-afectivos inconcientes por las condiciones inherentes al método: la atención flotante del analista, su neutralidad y abstinencia, todo enmarcado en un espacio-tiempo.

Teniendo en cuenta los dos grandes ámbitos para la aplicación del método psicoanalítico, el socio-cultural y el individual o clínico, quisiera volver a referirme al encuadre del método terapéutico para el cual tomaré prestado un concepto de la geografía política. Un enclave es un territorio o grupo humano dentro de otro territorio más extenso. Si bien esta breve definición ofrece una espacialidad, propongo hacer un uso extensivo del término a la temporalidad, y un poco más allá, al espacio-tiempo-encuadre distinto propuesto por el método psicoanalítico, semejante a las condiciones a partir de las cuales se accede a estados mentales oníricos en que pueden darse algunos procesos psíquicos elaborativos. Como referencia externa, fuera de la sesión psicoanalítica, el campo perceptual cotidiano está ampliamente atravesado por tecnologías  digitales aplicables y suplementarias de la cognición. Las innovaciones en materia de telecomunicaciones, organización institucional y ciencia asociadas a la tecnología, han sido notables en las últimas décadas. Sin embargo merecen tener consideración algunos fenómenos colaterales.

 El filósofo surcoreano Byung-Chul Han en su libro No-cosas (2021) plantea que la progresiva digitalización de las tareas cotidianas instalada en los últimos años “desnaturaliza las cosas del mundo informatizándolas” (p 13). Eso que llama no-cosas son las informaciones, y su flujo desmesurado a través de internet podría ser comparado en nuestro modelo psicoanalítico al movimiento de la energía libre[6] del proceso primario, el cual no hace distinción alguna entre una representación y una percepción. Sabemos que a través del proceso secundario la energía libre puede ser inhibida mediante una contrainvestidura que parte del yo-preconciente, dando tiempo a que los signos de realidad lleguen desde el aparato perceptual a través de investiduras de atención que emite el yo hacia el mundo exterior. Sólo así la energía libre puede quedar ligada a la representación palabra. A partir de entonces pueden ser elaboradas narrativas que organicen los contenidos de representaciones psíquicas.

Byung-Chul Han hace referencia al impacto sobre la realidad psíquica:

A partir de cierto punto, la información no es informativa, sino deformativa (...)

La información circula ahora, sin referencia alguna a la realidad, en un espacio hiperreal. Las fake news son informaciones que pueden ser más efectivas que los hechos. Lo que cuenta es el efecto a corto plazo. La eficacia sustituye la verdad. (2021, p 18)

En otras palabras, podemos decir que el uso de pantallas digitales con redes sociales saturadas en imágenes, las plataformas de videos, así como la tendencia al consumo de información breve en tiempo real, socava la disponibilidad del tiempo necesario para elaborar narrativas en contacto con el juicio de realidad.

En relación a esto, es interesante examinar la metapsicología freudiana en los tempranos comienzos, plasmada de manera esquemática en la carta 52 escrita a Fliess. Allí plantea que la estratificación múltiple y sucesiva de la memoria cuenta con una primera capa inconsciente, en la cual, los signos de percepción se inscriben según una asociación entre ellos por simultaneidad. Ulteriormente se da la segunda transcripción, “ordenada según otros nexos, tal vez causales. Las huellas inconcientes quizás correspondan a recuerdos de conceptos, de igual modo inasequibles de conciencia.” (Freud, 1895 [1950], p 275). Esa segunda transcripción bien puede corresponder a lo que luego llamará teorías sexuales infantiles con efectos imperecederos vía retorno de lo reprimido. La tercera retranscripción corresponde al yo-preconsciente. Las trascripciones se siguen unas a otras en distintas épocas de la vida, pueden reordenarse si se produce la traducción del material psíquico en la frontera entre ellas. “Cada reescritura posterior inhibe la anterior y desvía de ella el proceso excitatorio”. (p 276). Si la reinscripción subsiguiente falla, la excitación queda fijada y se descarga según mecanismos primitivos del desarrollo psíquico. Entonces, en personas en quienes ciertas inscripciones han sido deficitarias ¿podemos suponer que la impregnación preconsciente de percepciones visuales propia del uso exagerado de pantallas digitales sea muy cercana a la satisfacción alucinatoria de deseos del sueño?

Para abordar este interrogante quisiera referirme a la noción de transferencia intersistémica expuesta por Freud en La interpretación de los sueños, estrechamente ligada al concepto de transferencia que conocemos en la clínica. Mediante este mecanismo psíquico un deseo en el inconsciente puede transferir su carga a una representación preconsciente y así expresarse en un contenido escénico manifiesto. Dicho de otro modo, lo que Freud plantea es que el deseo inconciente reprimido, como tal, es indestructible y nunca deja de existir en el inconsciente. Por lo tanto se expresa transfiriendo su carga a otro sistema que le permita su satisfacción a partir de una deformación. Entonces podemos pensar que las imágenes de las pantallas digitales permanecen como restos diurnos que incitan deseos inconscientes, interacción cuya amalgama formaría el deseo onírico a través de un proceso de transformación y desfiguración representacional. Si durante la vigilia el yo-preconsciente estuviera debilitado en su función inhibitoria, y los movimientos regresivos de investiduras desbordaran hasta el polo perceptivo del aparato, tendrían lugar estados de confusión mental con fenómenos alucinatorios.

Por otro lado, estos fenómenos pueden examinarse desde lo que propone Hugo Bleichmar en términos de vías para la “activación sectorial, articulada y entrelazada del inconsciente; desde su propio interior, desde las estructuras neurofisiológicas y desde el medio circundante” (1997, p154). Desde su propio interior corresponde al libre desplazamiento del proceso primario, conjeturable en el pasaje de una representación a otra por la semejanza formal, la coexistencia temporal o el juego del significado. Desde las estructuras neurofisiológicas podría darse por el uso de un psicofármaco o una droga alucinógena. Desde el medio circundante estímulos sensibles podrían pasar a través de la conciencia o prescindiendo de ella y excitar procesos inconscientes.

Por lo tanto, en aquellos pacientes borderlines que hacen del recurso de internet una omnipresencia y una tierra fértil para la descarga pulsional en forma de actos, el medio tecnológico ofrece un refugio desubjetivizante. La actuación da cuenta del conflicto pulsional donde Freud pone el acento en la segunda tópica, las pulsiones de muerte desligadas en cierta proporción respecto de las pulsiones de vida (éstas últimas abogan en favor de los aspectos integrativos yoicos).

En nuestra tarea el encuentro analítico puede pensarse enmarcando un gradiente entre dos psiquismos en sintonía y en estado regresivo. Es así como la disponibilidad subjetiva del analista-madre-continente[7], con su atención flotante, habilita la posibilidad de asociar libremente por rebajamiento en la intensidad de la resistencia en el analizando. Esto puede darse al instituirse un encuadre, que como dice José Bleger (1966) se mantiene de forma silente, como un mundo fantasma en el cual se depositan los aspectos más primitivos e indiferenciados de la personalidad.

Conclusiones

Podemos decir que en este trabajo han sido comparados dos campos de acción, por un lado las computadoras y los teléfonos inteligentes con sus múltiples aplicaciones, y por el otro, el método terapéutico asociado al modelo teórico psicoanalítico.

Valiéndonos del psicoanálisis podemos entender cómo llegan las imágenes desde el mundo digital hasta las cercanías de los deseos más íntimos de las personas. Es algo que también conocen publicistas, organizadores de campañas políticas y empresarios de Sillicon Valley, probablemente sin remitirse a La interpretación de los sueños.

Hoy en día las computadoras ya no sólo almacenan datos para hacerlos accesibles. La inteligencia artificial recaba información y a través del acompañamiento algorítmico de la vida cotidiana ubica al individuo en el centro de situaciones replicadas en tiempo real para luego hacer sugerencias de toma de decisiones (google maps, plataformas de videos online, etc.). Podría pensarse psicoanalíticamente en un entorno adaptado a “su majestad el bebe”[8]. Dentro de la especificidad de nuestro campo científico en el sueño también se recrean situaciones virtuales egoístas. Freud descubrió que su contenido, más inocentemente disfrazado o más dramático, figura el cumplimiento de deseos inconscientes reprimidos.

Posteriormente Ángel Garma (1956) planteó que el sueño es una tentativa de elaboración alucinatoria de situaciones traumáticas reprimidas enrevesadas con deseos inconscientes.

De modo que el sueño, así como la realidad virtual digital, implica una extraterritorialidad. Son actos psíquicos que se desarrollan en un escenario narcisista en el cual, eventualmente, puede quedar incluida alguna percepción sensorial proveniente del ambiente exterior al soñante (el otro territorio). El desciframiento de su contenido manifiesto mediante el método interpretativo invita a integrar sus contenidos latentes al comercio ideativo preconsciente.

La conectividad libre e irrestricta de internet y la tecnología digital pueden quedar ligadas a vivencias de omnipotencia y confusión mental en aquellos usuarios que estén atravesando procesos patológicos regresivos y/o fronterizos con las psicosis. En tanto la velocidad del flujo de estímulos en el ciberespacio supera la capacidad de tramitación psíquica vía proceso secundario preconsciente, la inclusión de un paciente en un dispositivo psicoanalítico, si el trabajo interpretativo es adecuado y los movimientos regresivos acompasados, tendrá invariablemente un efecto reorganizador de los contenidos de las representaciones psíquicas. Esencialmente, por la posibilidad de realizar un trabajo psíquico en un vínculo significativo y en una temporalidad humana.

Notas

[1] Director del Proyecto Federal Norteamericano de Computadores Electrónicos (1945 a 1955). En su obra The computer and the brain (1958) analizó el sistema nervioso desde un punto de vista matemático y comparó el funcionamiento del cerebro con el de un ordenador.

[2] En 1906 el médico italiano Camillo Golgi y el neurocientífico y artista español Santiago Ramón y Cajal recibieron en forma conjunta el premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus trabajos de investigación histológica con la técnica de impregnación argéntica de células nerviosas a partir de la cual cada uno de ellos desarrolló un modelo cartográfico del sistema nervioso. En 1952 con la innovación tecnología del microscopio electrónico será confirmado el modelo desarrollado por Cajal.

[3] En la nota introductoria Strachey comenta: “Se ha señalado, verosímilmente, que en los complejos sucesos neuronales que aquí describe Freud y en los principios que los gobiernan puede verse más de un indicio de las hipótesis sustentadas por la teoría de la información y la cibernética en su aplicación al sistema nervioso” (O.C. Amorrotu, Tomo I, p 335)

[4] En el ciberespacio, a priori una disposición en la cual toma preeminencia el texto en su coherencia interna por sobre las imágenes. Esa disposición no es muy distinta a la exposición metapsicológica que hace Freud (1923) en El Yo y el Ello: “El pensar en imágenes es sólo un muy imperfecto devenir-consciente. Además, de algún modo está más próximo a los procesos inconscientes que el pensar en palabras…” ( p 23)

[5] Además de ser el formato de acceso característico del ciberespacio, podemos encontrarlo en la estructura de algunas obras literarias así como en publicaciones académicas.

[6] Cantidad en el Proyecto de una psicología para neurólogos (1895).

[7] Para Winnicott la madre representa el ambiente facilitador para la maduración del bebe en los primeros meses de vida. Usa alternativamente el concepto madre suficientemente buena y analista suficientemente bueno. (La dependencia en el cuidado del niño y en el encuadre psicoanalítico, 1963)

[8] Introducción del narcisismo (Freud 1914, p 88)

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Autor: 

Javier Antoniuk, APA

Descriptores: SUEÑO / INCONSCIENTE / TRATAMIENTO PSICOANALITICO / ENCUADRE / REALIDAD PSIQUICA

Candidato a Descriptor: REALIDAD VIRTUAL / REDES SOCIALES

Directora: Lic. Meygide de Schargorodsky, Roxana

Secretaria: Dra. Tripcevich Piovano, Gladis Mabel

Colaboradores: Lic. Felman, Fanny Beatriz, Dr. Corra, Gustavo Osvaldo

ISSN: 2796-9576

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Los descriptores han sido adjudicados mediante el uso del Tesauro de Psicoanálisis  de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Presidenta: Dra. Rosa Mirta Goldstein
Vice-Presidente: Lic. Azucena Tramontano
Secretario: Lic. Juan Pinetta
Secretaria Científico: Dr. Marcelo Toyos
Tesorera: Dra. Mirta Noemí Cohen
Vocales: Lic. Laura Escapa, Lic. Jorge Catelli, Lic. Silvia Chamorro, Mag. Perla Frenkel, Lic. Gabriela Hirschl, Lic. Silvia Koval, Lic. Liliana Pedrón