- ISSN 2796-9576

Alicia Killner

A K

Escrituras de la melancolía

¿Por qué se matan las poetas? ¿Es que escribir las mata? o tal vez la salva de no morir antes.
Ellas se encuentran como paradigmáticas mujeres en esa cruel encrucijada entre el amor y la angustia y tienen la escritura.

A K

El Twain de Freud o el otro modo de decir sobre la repetición y lo siniestro

Podríamos empezar esta presentación retomando una proposición habitual en la entrada de los trabajos freudianos, la fórmula: “muchas veces se ha descuidado” tal o cual cuestión, aplicado a la sexualidad infantil, o al chiste, o a lo ominoso, siempre a algo en cierto modo fundamental y demostrable que no ha sido tenido en cuenta por las disciplinas “serias”. Freud toma el resto olvidado, lo desestimado, el residuo de la cultura para crear un discurso que le es propio y que hacemos propio luego, a nuestro modo.

A K

El humor, un caldo que hierve en el caldero freudiano

Para comenzar, un chiste, cada quien tendrá el suyo que le parezca más o menos revelador. Una familia judía y atea (un poco como debía ser la de Freud, autodefinido “infidel jew») de clase media alta neoyorquina decide enviar a su hijo a estudiar al Trinity College que, como muchos institutos en toda América, solía ser confesional pero ya no lo es. El joven comienza su educación universitaria y un día, algo socarrón, regresa a la casa a preguntar al padre si sabe lo que quiere, en realidad, decir Trinidad, y a continuación explica: es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El padre con furia contenida toma al joven por los hombros y le contesta: “mira, voy a decirte algo que espero que no te olvides nunca, Dios hay uno solo, y es en ése que no creemos”.

A K

La imposible identidad del yo : Sobre la impostura posmoderna (1)

Freud da comienzo a la escritura de El Yo y el Ello y en el acápite primero no deja de reafirmar que piensa que el centro nodal del psicoanálisis es la proposición del inconsciente como aquello que moldea los síntomas e incluso, más allá de ellos.