Artículos psicoanalíticos
Ayer y hoy: El desafío de pensar psicoanalíticamente
El título que les propongo plantea una complejidad, por un lado el ayer y el hoy hablan de una diferenciación en el tiempo, sugiere que antes había una práctica y que ella pudo haber cambiado hoy. Sin embargo, tengo mis dudas al respecto.
Un grito a voces. Masculinidad y cultura
Una pregunta ha rondado a los estudiosos desde tiempo atrás, ¿por qué el hombre y la mujer son diferentes? ¿Por qué un hijo varón es diferente de las hijas siendo que la madre y el padre son los mismos? ¿Se trata de algo inherente a la naturaleza? ¿Es la anatomía un destino? Para reflexionar sobre esto retomaré un concepto formulado por Freud: la herencia de las predisposiciones psíquicas–que sólo despiertan en lo individual cuando reciben el envión– son esquemas congénitos capaces de procurar la colocación de las impresiones vitales vividas en la historia individual, precipitados de la historia de la cultura humana, entrecruce entre filogenia-ontogenia e individuo-cultura.
Psicoanálisis y Cultura
El psicoanálisis se ha relacionado, desde su creación, con diversas manifestaciones humanísticas y artísticas; incorporó al acervo cultural occidental una forma de mirar, una interpretación del ser humano, transformadora. Esta relación entre el pensamiento psicoanalítico y las diversas manifestaciones culturales fue desde los comienzos un recorrido de ida y vuelta, de interrelación. Si bien se puede ver el protagonismo del psicoanálisis en la enunciación cultural de la época contemporánea no hay que dejar de tener en cuenta la influencia de otras disciplinas en el psicoanálisis. Así como el concepto de inconsciente freudiano modificó, con su condición dinámica, la noción de conflicto, el límite del conocimiento y la concepción de la vida afectiva del sujeto; la antropología, la historia, la literatura, la estética y muchas otras disciplinas acompañaron al psicoanálisis en sus desarrollos. El intento de reflexionar desde una lectura interdisciplinaria implica ir más allá de cada disciplina, no obstante los psicoanalistas que trabajamos con diversas manifestaciones de la cultura, más que transformarnos en especialistas de cada tema, es importante que nos aboquemos a los emergentes de la interrelación.
Poliamor
El poliamor es una variedad del amor contemporáneo que supone amplias e inéditas formas de relacionarse amorosamente con los otros; es un proyecto de vida que implica el involucramiento amoroso y sexual con más de una persona, en supuesto respeto de la plena autonomía y libertad del sujeto pero que, como se verá, supone también pacto y exigencias.
Construcción y destrucción de subjetividades colectivas
A través del recorrido que hace Freud, que va de la caída de la omnipotencia infantil como forma de manejar la indefensión hasta la aparición del pensamiento científico, intentaré mostrar cómo lo social es desarrollado en este proceso donde se construyen y se de-construyen las subjetividades colectivas.
Venganza y sujeción al Otro
La venganza, tema tan antiguo como la humanidad, transitado desde Medea a Hamlet, desde la Grecia clásica al cine de Tarantino, nos llama a pensar hoy a partir de nuestra historia reciente: la memoria y los muertos sin sepultura.
Y de psicoanálisis y cultura, parto difícil
El término cultura, que proviene del latín cultus, hace referencia al cultivo del espíritu humano y de las facultades intelectuales del hombre. En general, la cultura es una especie de tejido social que abarca las distintas formas y expresiones de una sociedad determinada. El psicoanálisis es una teoría del psiquismo humano desarrollada por Sigmund Freud, inclusiva de un espacio no consciente y que abarca sus relaciones con otros sujetos humanos.
A cinco días del A.S.P.O.
Estamos viviendo un momento muy particular: uno de sus rasgos es que tendemos a transitarlo en una atmósfera oniroide. Es habitual escuchar el comentario de estar viviendo estos días de aislamiento “como en un sueño”… cuando no en una pesadilla. Hemos abandonado abruptamente nuestras rutinas cotidianas, y nos cuesta aun reconocernos en hábitos que -si bien pertinentes y necesarios- han restringido notoriamente la riqueza y la diversidad de los vínculos y de los escenarios que habitamos.
Palabras de la presidente de APA
Mientras escribo estas líneas trato de digerir el impacto de las medidas de cuarentena recientes que han comenzado a regir. Es difícil absorber acontecimientos inimaginables que nos involucran a todos. Padecemos de una forma especial de ataque invisible que detiene el impulso con el que se desarrolla la vida. Todo ha ocurrido muy velozmente. Primero supimos de China y parecía lejano, luego Europa donde viven amigos y familiares, nos contaban y no podíamos creerlo. ¿No salen a la calle? Parecía tan extremo. Y cuando llegó a nuestro país apenas tuvimos tiempo de pensarlo y ya estaba minuto a minuto afectándonos, de modo cada vez más intenso, haciendo planes que debíamos deshacer al rato, y cayendo en la cuenta lentamente a medida que todo sucedía rápidamente. La ansiedad, el miedo, el susto fueron las reacciones iniciales, junto a dosis importantes de negación, acá no pasa nada. Es evidente que las medidas sanitarias son duras, pero de alguna manera tranquilizan, ya sabemos lo que debemos hacer. Ahora veremos cómo afrontar el aislamiento social. Me preguntan qué aconsejo. Aconsejo confiar en lo que nos indican y cumplirlo. Y cómo hacer para combatir la ansiedad. Lo primero entender que no tenemos otra alternativa y esto se hace para tener alguna chance de que no nos pase algo grave. Que pueda controlarse. Es lo que se llama aprender de la experiencia ajena. Por otro lado, tenemos la suerte de estar bastante comunicados, aunque estemos aislados físicamente, con un uso responsable de las redes para que podamos seguir en contacto y para que funcionen las redes de salud y la educación que son imprescindibles.
Sin clases por el coronavirus: qué hacer con los chicos durante los días de aislamiento
El Gobierno dispuso la suspensión de clases hasta el 31 de marzo en los niveles inicial, primario y secundario para evitar –o retrasar lo más que se pueda– la circulación activa del virus a nivel local.
De la serie distópica hecha realidad y un planeta con “pandemia de angustia” ante el Coronavirus
El planeta entero está en alerta. Los focos de un enemigo invisible cobran fuerza a través de las redes sociales, que empujan a la población mundial a un mar de confusiones. Los peores de los fantasmas se agitan embravecidos por “fake news”, grabaciones apócrifas de presuntos sanitaristas ignotos dando mensajes apocalípticos con voz agitada, alertando respecto del fin de casi todo, en principio de la vida de cada quien. Los reconocidos epidemiólogos discuten en público la validez de la idea del otro, apasionada y negligentemente. Nuevas oposiciones entre bioquímicos, inmunólogos y otros especialistas, suman confusión a la ya iniciada por los intelectuales de moda, que tempranamente propusieron ideas paranoides y conspirativas. Otros temerarios dicen exactamente lo contrario a todo lo anterior y desde el púlpito de los medios, se pontifica hacia todas las direcciones. La opinión pública empuja la mano de los políticos para firmar decretos de dudosa fundamentación. Los economistas se muestran exacerbados sumando terror a las previsiones del caos. Los infaltables “profesionales psi” de la acusación liviana y la patologización, también a la orden del día, hacen el más impactante “aplicacionismo” de sus insuficientes teorías para legitimar sus propios miedos y exacerbados sentidos comunes, más comunes que nunca, sin lectura posible desde ningún lugar consistente y comprometido.
Peste contra peste
Laura está angustiada. Su hija de 9 años está con su padre en otra provincia. Menos de 300 kilómetros de distancia los separan. Laura siempre tuvo una buena relación desde que se separaron con Marcelo, el padre de Inés. Coincidieron en las normas generales y particulares de la crianza de la hija en común, sin disputa alguna durante varios años. En cuanto leyó la noticia sobre el aislamiento social obligatorio, como forma de control de las epidemias desde el Medioevo, lanzado por el Gobierno Nacional, sintió una separación brutal y absoluta entre ella y su hija; separación a la cual le dio una marca de eternidad. Una voz le decía que la distancia física debía ser resuelta sin ninguna demora o ya nunca.